La píldora roja

Salvador Galindo

¿Así que esto es lo real?

¿Cruzar la puerta de la pieza y confiar que el resto de la casa siga en orden?

¿Era este el mensaje hermético detrás del velo?

No es posible

Nada nunca es tan real

La casa solo es otra extensión de la Matriz

Un delicado agujero negro donde arrojar el mito del origen.

 

La verdad solo cuento con estos lentes de Sol y esta visión en medio del asfalto

Sorteo las sombras de los transeúntes

Golpeo los anuncios publicitarios con la esperanza de una revelación subliminal

Ninguna acción evitará –otra vez- el desvío de la trama

Todo lo que observo es la redundancia del tráfico

La impasibilidad de los rostros

La opacidad del cielo reflejada sobre los espejos quebrados

Ninguna mujer vestida de rojo

Volverá a atraparme con sus ojos de mar gigantes

El guardián del sueño viene a mi auxilio

Detrás del vestido hay una promesa de fuego

Solo es otra extensión de la Matriz

Otro engaño evolutivo bajo la forma fatal de la esfinge.

 

Sé que el abismo de la belleza es insondable

Que la pasión me envuelve con los hilos de Ariadna

Que desperdicio la madeja de mis caros deseos

Para caer abrasado por la llama eterna de la carne

Pero el guardián del sueño viene con las píldoras en medio de la vigilia

Con la azul regreso a la pieza sin conocer el orden completo de la casa

Regreso a la ciudad a reincidir sobre los labios fugitivos

Y con la roja puedo conocer el fondo de la máquina

El mecanismo que le imprime sangre a la textura de la vida.

 

¿Estoy dispuesto a tomar –una vez más- la píldora roja y tragar con ella

todas las ilusiones que me hicieron renunciar a mi entera voluntad?

La píldora se abre paso en mi interior

La casa sigue ahí, ya no me exalta el polvo de sus rincones

La ciudad se me aparece imponente cual festín de partículas elementales

Y la mujer escarlata, aun con su encanto milenario, ya no perturba mi visión

Porque lo real ahora invoca su propio ritmo, su propia arquitectura

Su luz ha cobrado el ocaso de las posibilidades perdidas.

 

Tengo conmigo la escuadra y el compás

Para sondear las dimensiones

Tengo conmigo la piedra bruta cincelada por el rigor

Viajo entre columnas y me inclino ante el misterio

Vuelvo a mi vida de todos los días

Vuelvo a transitar sobre mis pasos

Vuelvo a mi hogar hecho un desertor que reescribe su relato.

 

Querida ilusión, ya no hay cuerpo que cautivar ni corazón que detener

Solo queda tu beso traidor separado del todo

Solo queda este exilio y este oficio penitente

Tras la catástrofe de nuestro espíritu

Y la burla del tiempo que nunca hizo justicia.

Lo real está aquí: mira y reconócete

Ya no hay secreto

 

Ni palabra clave

Solo esta sangre que mana

Solo este fuego que vela.

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Comentarios +

Comentarios1

  • Enrique del Nilo

    tu pildora roja
    a mi daltónica vista
    fue la pildora azul
    me lanzó frente a la pantalla
    y te vi con sobretodo negro
    danzando bajo la lluvia
    escoltado por Triniti
    anunciando desde un teléfono público
    "se que estan dormidos, es tiempo de despertar"



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