¿El Juez de toda la tierra no hará lo que es justo? (Gén. 18:25).

Yeshuapoemario

 

En la corte celestial, el juez supremo observa,

con ojos que todo lo ven, corazones descifra.

No hay secreto alguno que a su saber se esquiva,

ni hay alma que oculte su verdad más íntima.

 

Conoce las leyes, las escritas y las tácitas,

las de los hombres y las que rigen los astros.

Su balanza pesa con justicia y sin tácticas,

y su veredicto resuena como un claro canto.

 

No solo lo aparente su juicio determina,

sino que en lo profundo de la psique se adentra.

Cada hilo del ser, cada causa y cada quimera,

ante su mirada, se revela y se presenta.

 

El ADN, la crianza, el entorno, la mente,

son factores que considera en su sentencia.

Nada escapa a su análisis, es omnisciente,

y su perdón surge de la más pura clemencia.

 

Jehová, el juez, en su trono eterno se asienta,

con sabiduría que a los tiempos trasciende.

Su juicio es amor, su ley es siempre perfecta,

y en su divina justicia, el amor se extiende.

 

Así el buen juez, en su divina tarea,

conoce a fondo la ley y el corazón humano.

Distingue el bien del mal, la luz de la sombra,

y en su infinita gracia, nos toma de la mano.

 

Porque no hay juez más justo que el Creador,

que ve más allá de lo que el ojo alcanza.

Y en su vasto universo, lleno de esplendor,

nos guía con amor, nos brinda esperanza.

 

  • Autor: Yeshuapoemario (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de septiembre de 2024 a las 02:51
  • Comentario del autor sobre el poema: ¿El Juez de toda la tierra no hará lo que es justo? (Gén. 18:25). Un buen juez tiene que conocer a fondo las leyes. Debe saber distinguir lo que está bien de lo que está mal. ¿Y qué otros requisitos debe cumplir? Antes de dictar sentencia, tiene que ser capaz de tomar en cuenta todos los factores importantes de un caso. En este sentido, no hay nadie tan capacitado para ser juez como Jehová. Él no es como los jueces humanos. Siempre conoce a la perfección todos los factores que influyen en los casos que se presentan ante él (Gén. 18:20, 21; Sal. 90:8). No juzga teniendo en cuenta solo lo que los seres humanos ven y oyen. Comprende muy bien cómo influyen en las acciones de una persona su ADN, su crianza, su entorno y su estado mental y emocional. Además, Jehová lee los corazones, es decir, entiende cuáles son nuestras motivaciones, intenciones y deseos. No se le escapa ni un solo detalle; todo está expuesto a sus ojos (Heb. 4:13). Así que el perdón de Jehová se basa en un conocimiento profundo de cada situación. w22.06 4 párrs. 8, 9
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 13
  • Usuarios favoritos de este poema: Yeshuapoemario, Marco Gutierrez Jaldin, Mauro Enrique Lopez Z.
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