La sirena del castigo

 

«¿Oh pobrecito poeta¿

Ves cómo muerdes a la ignorancia…

otro iluminado pecado

de una juventud vieja:

 

No hay nada más bello que aquello que no he tenido,

nada más amado que aquello que perdí.

 

Perdóname, si sigo buscando en la arena del tiempo

entre donde queda el recuerdo y el olvido,

una luna, esa luna llena que arañó mi cielo.

 

Fue un lunar de paso, me acarició con sus alas,

y mudé a sus brazos de piedra y me mordió soplándome la boca

y mira lo que hoy soy, un sabio de amores.

 

De los que se van, salen, entran, se arrinconan,

se mudan, vuelven o los que no han existido nunca.»

 

Droh Joël Arnauld Keffa