i. Mano sobre mano
Llega el día, madrugada
con sonido en aperturas,
madrugada siempre pura
en colores de granada.
Habla aurora, enamorada,
dejando brumas resueltas,
y ese tiempo que da vueltas
pone tu mano en mi mano,
y en el alba, muy temprano,
mientras sueñas, no me sueltas.
Y bien, cuan lindo día
que con mano sobre mano, amanece.
Y qué bien, ironía
que se anuncia y aparece..
Mano que nada niega, todo ofrece.
Y mi mano no despega
alegre y agradecida,
porque sabe la medida
del regalo que se entrega.
Desde un alfa hasta un omega
buena intención se mantiene
y no hay nada que se apene,
no hay tiempo sobrepasado
ni ruido desmesurado
que entre caricias resuene.
Y bien, cuan lindo día
que se anuncia con luces de la suerte.
Y qué bien, poesía
que sin voz me pervierte..
Yo ruego que tu mano no despierte.
ii. Ribera
Nunca paras, nunca asientas,
siempre pasas y te vas,
y yo, te miro muy quieta
como una estatua de sal,
como perenne ribera
que ve a su río pasar,
y siendo fértil orilla
que muchos pétalos da,
quiere que él se los quede,
y no se los deje atrás.
Yo, muy quietita te espero,
tú, no me quieres llevar.
Y esa rivera paciente
repleta de un dulce ajuar,
tiene caricias de paso
para sentir y esperar,
esos tan húmedos besos
ajenos de voluntad,
que solo dejan la huella
pues no se pueden quedar,
pero sabrás de firmezas
y en tu paso mi cantar:
Yo, quietita te espero,
tú, no me quieres llevar.
iii. Estar contigo
Justo no sería, no;
el amor dio sus avisos,
y después de tanto tiempo
habiéndote perseguido,
buscando por tantas cosas,
por tantos cielos perdidos,
buscando por tantos mundos
y todos ellos distintos,
con los presentes abiertos
y pasados concluidos,
no sería justo, no,
no poder estar contigo.
Y no es razón, no sería,
no andar por ese camino
donde dejaste las huellas
tan vibrantes, con latidos,
marcando la dirección
con un único sentido,
al convertir tantas dudas
en sentimientos sencillos,
por borrar todo final
y no borrar el principio,
no será nunca razón,
no poder estar contigo.
Todas las causas perdidas
que quieran tener un sitio,
se tornarán inocentes
como sonrisas de niño,
esas que siempre enamoran
cuando te ofrecen cariño,
causas ajenas, propias,
del entrañable sonido,
y podrán dejar de dar
las aguas de intenso frío;
ninguna habrá que motive
no poder estar contigo.
Todo podrá seguir bien
porque será muy sencillo;
cadenas suaves de lana
con sus dorados anillos
sin los cuándos ni porqués,
sin saber de los motivos,
pues no importan tiempo y vida
ni lo que dicten destinos,
ni lo bueno por creer,
ni lo malo ya creído,
si solo un espacio existe,
y en él, puedo estar contigo.
iv. Mala suerte
Le miré, me miró mas nada dijo
y sentí su expresión interrogante.
Mueca di, de pedir favor de amante
como gato que maulla por cobijo.
Yo pensé, por su cara de acertijo
que me daba un desprecio por talante,
y por Dios, que no habría ni un obstante
en amor, que por fe ya se bendijo.
Le miré con visión de enamorada,
y al no ver en mi súplica respuesta
le tiré a la vil cara un libro viejo.
Me quedé muy llorosa y despechada,
y en temor por la suerte tan funesta
que tendría al romper mi feo espejo.
Jhetsefany
(formatos varios)
- Autor: Jhetsefany ( Offline)
- Publicado: 10 de septiembre de 2024 a las 10:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 71
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