**~Novela Corta - Se Fue de la Vida de Gregorina~**

Zoraya M. Rodríguez

Se Fue de la Vida de Gregorina 










Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez




Gregorina es una mujer de cabellos castaños y de ojos como el color del café y de piel de seda como el color blanco. Gregorina es una mujer esbelta, con porte, distinción y elegancia, pero, le falta una cosa para ser feliz y es hallar a un hombre para complementar su felicidad. Gregorina desea ser feliz y complementar su felicidad con el amor, la pasión, la vehemencia y la vida unida a un hombre, si sería afortunada en el amor por un hombre. Gregorina no desea a cualquier hombre si ella es elegante, posee un porte distinguido y es esbelta como una mujer de pasarela y no desea enamorarse de cualquiera si su predilección es un hombre de su altura. La vida para Gregorina comienza siendo afortunada para los negocios y desafortunada con el hombre de su vida. Gregorina va en busca del amor, pero, de un amor verdadero y no cualquier esperpento que se le cruce en la calle. La vida para Gregorina yace en el tiempo y más que el tiempo sigue pasando sin poder hallar un hombre con el amor verdadero para Gregorina. Gregorina y su vida comienzan a florecer, a ser afortunada y a tener buen éxito entre los negocios. La vida para Gregorina se cuece de un frío tormento cuando la vida y el tiempo corre tan de prisa como el viento va y viene alrededor. Gregorina tiene temor, pavor y terror por quedar en soledad, pero, ella es una muchacha hermosa con cualidades extraordinarias y con detalles fabulosos que la hacen merecedora de un buen amor, pero, lo que busca es un hombre con superpoderes, muy detallista y con gestos bonitos. Gregorina obtiene un boleto de ida y regreso hacia el Gran Cañón en el estado de Arizona, una parte de los Estados Unidos. Gregorina obtiene ese boleto gracias a un concurso en un evento sin precedente que descubrió por asistir a una pasarela de modelos extranjeras en el país. La vida para Gregorina comienza a despilfarrar magnificencia en derroche y en complacencia en ese viaje fugaz, pero, muy certero en difundir toda su fortuna y gastar en derroche todo su dinero. La vida para Gregorina se cuece de espanto cuando va directamente y se dirige perfectamente hacia el Gran Cañón en una gran excursión con guía turística que le dirige y sin apenas saber ni tan siquiera sospechar que allí hallaría a un hombre guapo, con características que a ella le agradan y que es un hombre detallista y con gestos bonitos la enamora. Gregorina cae rendida ante el posible amor de ése hombre que la corteja como dama sin apenas saber que tiene una amiga con qué pasar momentos buenos y gratos. Gregorina posee uno de los caracteres más dóciles, más inusuales y más trascendentales que desea amar a un hombre, pero, el cual, aún, no llega. La estadía en el Gran Cañón para Gregorina se siente como un tormento, como un lugar extraño para Gregorina, pero, tan parecido a su origen natal de un pueblo donde preside hacia una ciudad. La vida de Gregorina se atormentó en la misma fuerza, en la misma espera y en la misma fortaleza en poder creer que en el afán piensa conocer diferentes gentes y diferentes hombres, pero, se aterra Gregorina en saber que no existe un hombre para ella. Gregorina con fuerzas e ímpetu desea encontrar y hallar el amor de un hombre para poder amar y ser amada en la vida. Para Gregorina amar y ser amada se convierte en un momento crucial en que el alma de ella en el evento del Gran Cañón conociendo a un hombre con el cual, no se debe de jugar. La vida de Gregorina comienza a enamorarse por conocer a un hombre en la estadía en el Gran Cañón. Gregorina conoce a un hombre, el cual, no se ha presentado como tal sino que su identidad la esconde y la oculta por conocer a Gregorina. El hombre alto, esbelto y distinguido es la fortuna para Gregorina cuando en el alma se contempla en creer que ser para ella el verdadero hombre y de un gran amor. Gregorina se presenta de tal forma que queda el hombre estupefacto, atónito y muy complaciente con la compañía de la muchacha. El hombre nota que la muchacha es esbelta, elegante, distinguida y con un porte real y es alta como él. El hombre y Gregorina se llevan de lo más bien en la primera cita entre ambos.

Ése hombre logró llegar a ser el hombre ideal que siempre quiso Gregorina. El hombre le dio una mala vida y una vida desastrosa en poder creer para una mujer esbelta, distinguida y con porte y elegancia. Gregorina lleva una vida de película cuando en el afán de haber creído en ése hombre como un eterno amor lo que le dio fue una vida inalterada, inestable e insípida. La vida de Gregorina se electrizó de tal forma que nunca pide auxilio o ayuda a su terrible y cruel vida que le da ése hombre que ni Gregorina desea recordar su nombre. Gregorina lleva una sola verdad y es que el recelo de su propia existencia arde como la vehemencia que tuvo con ése hombre, por el cual, se enamoró, lo hizo su novio, y hasta lo hizo suyo cuando en una noche impetuosa, de álgido viento, y de una lluvia torrencial hacen el amor y a ella le gustó tanto y mucho que se enamoró de ése hombre con la misma tortura en que se enamoró de ése hombre sin nombre aún. Gregorina no quiere ni desea recordar ni su nombre ni sus caricias ni su vehemente amor y el cálido amor. Gregorina va de rumbo sin dirección fija hacia un cruel destino y tan gélido como el alma y el corazón funesto y tan triste como el alma sin alma. Gregorina no se detiene en el afán de entregar el amor y la pasión inerte como el amor dentro del corazón sólo presiente en la vida que toma un giro inesperado como el mismo tormento que le tocó vivir. Gregorina lleva en el alma y en su débil coraza un coraje artificial y muy desafortunado. Gregorina lleva en la alucinación a su existencia, a su poco vivir, y a su indeleble morir y todo por el amor, porque cuando en el afán de ver el cielo de gris tormenta la forma de observar a su cielo, Gregorina, sólo ve dolor y más penas que antes. Gregorina no le da la más mínima importancia a la vida que le da ése hombre, pues, ella sabe una cosa que será feliz algún día. Gregorina, con esa mala vida que le dio ése hombre, no se acostumbra ni se decide en continuar viviendo esa vida. La vida de Gregorina se vio marcada e intransigente, trascendental y transmutada cuando ése hombre sólo le dio malos quehaceres, malos tratos y mala vida. Gregorina se ve en la encrucijada de un sólo espanto con la vida que le da ése hombre a Gregorina por buscar amar a un hombre en vez de quedar sola en la vida. La vida de Gregorina se debate en derruir la espera más inesperada de creer que su vida queda a la deriva y como un náufrago perdido queda sin llegar a puerto seguro. La vida de Gregorina queda sin sentido, sin amor, sin pasión, sin vehemencia, sin vida ni corazón a quién amar. La vida de Gregorina se siente como un dolor, como una pena o como un dolor intransigente, trascendental y muy dañino sin ser inocuo. Gregorina se debate en una vida clandestina, en una razón sin ser cierta, con un dolor y una pena muy dolorida, que llega a ser intransigente. La pena de Gregorina es el dolor en haber perseguido un amor, a un hombre, ya una pasión indeleble cuando en el coraje de amar sólo conoció a un hombre alto, y esbelto, pero, con un carácter indomable y muy incontrolable otorgando una vida con dolor y con una pena incolora, y que desafortunadamente se atreve a desafiar la forma y la manera de creer en el amor a toda costa. Y con un dolor y con una pena desafortunada queda el dolor de una mujer que amó en realidad. El infortunio de Gregorina de esa vida atormentada y con tanta pena desastrosa en el corazón y con un dolor infructuoso de un amor que posiblemente es el erróneo y equívoco. Gregorina se debate en una ira y en una euforia y tan clandestina como la fuerza en el corazón por haber hallado a un amor que creía que era su verdadero amor. Si desafortunadamente Gregorina se fue del mundo actual y de la miseria vivida que le dio ése hombre por amar inconsecuentemente. 

Ése hombre que Gregorina amó y con todo el corazón tenía una amiga, con la cual, se arrastra, es la amante y es con la que pasa el mayor de los tiempos en fiestas y demás actividades eventos de sociedades. Ésta mujer es la mejor amiga de ése hombre, por el cual, se atreve a desafiar el comienzo y el final de un comienzo innato. Si en la insistencia del amor de Gregorina, se ve y se siente como apaciguada la calma hasta que ése hombre desaparece de la vida de Gregorina con su amiga de tiempo, social y de clandestinaje. Finalmente, la vida de Gregorina tuvo un ademán frío y de un fuselaje en el alma cuando en el álgido viento y en el ocaso frío y en la vida gélida se vio como la marca trascendental y tan inocua como poder perder hasta el alma por haber amado a ése hombre que conoció en el Gran Cañón en el estado de Arizona. Finalmente se vio a Gregorina como la fuerza en el alma y más en el corazón amando como nunca más. Si la fuerza de Gregorina se ve en la encrucijada en ir en busca de ése hombre porque aunque ella no lo quería con esa mala vida que le dio sino que ella lo ama con todo el corazón y se desvivió cuando ése hombre se desapareció por más de una semana y sin decir a dónde irá. Gregorina pudo saber que ése hombre tenía una amiga y a razón de fiestas y de eventos de sociales en que ambos participan. Gregorina va en busca de ése hombre, por el cual, ella ama con todo el corazón, pero, en el suburbio de su propio corazón y en el alma se siente como el desprecio de un amor que la abandonó y que la dejó muerta de un sólo espanto. Gregorina se identificó como el tormento y como ser tan friolera como el ademán frío en querer amar a la sola razón en cuestión de un sólo amor que sale en busca de ése hombre por todo el vecindario para poder hallar su paradero. El hombre rico, pudiente, insolvente y con mucho dinero en su cartera sólo quiso ser el hombre real y con el ademán frío de entrever la vida y la razón en una sola certeza. Gregorina va de puerta en puerta, de esquina a esquina y de punta a punta buscando una sola alternativa fría como el frígido sol cuando ocurre lo que transcurre unas horas sin ser apaciguadas en la vida y en la calma. Gregorina a la verdad que comenzó a buscar a ése hombre desde un comienzo desde cero y por todo el vecindario. Gregorina se identificó en cuanto al dolor y a la vida que le dio ése hombre una vida miserable, de dolor, y de penas adyacentes. Gregorina siente que su alma como el corazón conlleva una sola razón y una sola insistencia en el mismo corazón. Gregorina comienza la búsqueda y va entre sus vecinos buscando a ése hombre, por el cual, se atreve a desafiar la forma y la manera de entrever que la razón se convierte en tortura y en una terrible locura. Gregorina se ve y se siente en la más terrible encrucijada de creer en el corazón a cuestas de la razón perdida. Gregorina y su corazón a cuestas de la sola verdad, se atreve a desafiar la única razón en su cuerpo como en el desenlace más irreal de creer en el corazón una sola idea y es buscar a toda costa a ése hombre, pero, ¿por qué Gregorina busca a ése hombre?, si ése hombre le hizo tanto mal, le dio una mala vida, y una conmísera mala pena en el alma en poder creer en el instinto frío. Gregorina sintió en su alma como la más terrible percepción en entrever el camino frío y por saber que la vida se aferra al desafío álgido. Gregorina se aterró al desafío, al delirio ya la valentía en hallar, buscar, encontrar y dar con su paradero hasta hacer que vuelva al hogar junto a Gregorina perdonando ésta a ése hombre tan rudo, fuerte, y sin ser dócil en el carácter hasta perdonar, condonar y con amnistía finiquitar una cruel y vil relación que le dio ése hombre a Gregorina. Gregorina va en busca de ése hombre y lo halla con su amiga de fiestas y de compinche y en salir a eventos sociales.

Gregorina comienza a despilfarrar celos incontrolables por ése hombre que le dio una mala vida. Porque cuando Gregorina siente en su alma una sola verdad inocua, pero, muy trascendental se lleva la sorpresa de que aún ama a ése hombre que aunque le dio una mala vida se atreve a sentir algo muy bonito por el primer hombre de su vida. La vida de Gregorina se siente como el alma en soledad y en una forma adyacente de creer al compás en presentir que la fuerza en el corazón es el amor puro e inocente que una vez halló en ése hombre. La vida de Gregorina se siente con unos celos incontrolables y tan indomables que con el suburbio de un sólo corazón se edificó la forma de amar sólo con el corazón roto de toda una mala vida. Porque en el alma de Gregorina se edificó la forma de atreverse a desafiar la forma y manera de entrever a un corazón lleno de celos incontrolables, pero, tan indomables que en el instante y en el momento de ver a su hombre con su mejor amiga entre sus quereres se edificó el frío tormento de querer en el alma a ése hombre, el cual, se aferró en un todo para Gregorina. Gregorina llena de celos intransigentes e indomables no pudo contener el llanto por rabia y por el dolor en el alma. La rudeza y lo tenaz en Gregorina se siente como la fuerza en el alma y más en el corazón inerte como la vez aquella que en el coraje de amar quiso amar a ése hombre que conoció en el Gran Cañón en el estado de Arizona. Y ése hombre fue el primer hombre para Gregorina, una mujer esbelta, con porte, distinción y elegancia, pero, no fue hasta que le dio una mala vida que hasta lo busca cuando se pierde por más de una semana por el vecindario de Gregorina con su mejor amiga y la amante de siempre. Gregorina quiso ser la bella mujer de siempre y se arregla de tal forma y manera que todos quedan asombrados, pues, ella había perdido todo desde que ése hombre la abandonó e hizo con su vida lo que más quiso. Y subió a escena todo aquello que se llama mujer esbelta, con porte, distinción y elegancia y quiso ser la mujer, otra vez, que un día fue en estadía hacia el Gran Cañón en el estado de Arizona y jugar con la vida y con la esencia de mujer siendo la mujer perfecta para cualquier hombre. Gregorina irrumpe en un deseo, en un anhelo y en poder sobrevivir hacia el infortunio que vivía ella desde que ése hombre sin nombre, (porque ella no quiso ni recordar su nombre), y se fue de rumba y sin dirección alguna como aquella vez que quiso ser la mujer con caprichos insensatos por hallar, encontrar, buscar y dar con el hombre de su verdadero amor y de su corazón muriendo por amar y ser amada. Gregorina a la verdad que fue la mujer de siempre tan esbelta, con porte, distinción y elegancia y quiso salir de ese mundo que quiso el hombre para ella, pero, él quiso ser como lo rudo, y como lo más tenaz de un todo, cuando tomó a la fuerza a Gregorina y la llevó a la habitación y a la cama donde la hizo mujer, y eso a ella le gustó en ser una mujer amada y poder en amar a ése hombre que ella quería con todo el corazón. Gregorina se fue de tiempo, de noción y de coherente razón, cuando llegó la locura y la más extravagante de las veces en quedar sobre el silencio autónomo de ser amada y en poder amar a ése hombre que ella amaba con toda el alma. Gregorina se desnudó de celos incontrolables e indomables como la vez aquella que conoció a ése hombre, por el cual, se enamoró en el Gran Cañón en el estado de Arizona y quiso desnudar el alma, pero, su corazón se lo impide de tal forma y manera que quedó atrapada entre cadenas y barrotes de mala vida, atada entre el infortunio y como órbita lunar atrapada entre escombros de toda una vida sin destino ni camino certero. Gregorina se vio entre la encrucijada de un dolor y de una pena insolvente en querer y con todos los celos del mundo de media humanidad querer y seguir amando a ése hombre y que le hacía tanto mal y tanto daño.

Gregorina trata de sostener la vida con ése hombre que le hizo tanto daño y, que tal vez, lo hacía por envenenar hasta su propio lamento y alma y de su corazón una herida adherida a su propia coraza y coraje en el mismo corazón quien amó indeleblemente. Gregorina se debate en la espera inesperada de creer en el amor a toda costa y en sostener esa relación con ése hombre, el cual, ella ama con el corazón roto. Gregorina lleva en su mundo y en su firmamento una gota de deseos, de anhelos, y de mala suerte cuando ése hombre le dio una mala vida demostrando que el amor lo era todo para Gregorina y sí que lo era. Gregorina conlleva una sustracción y un inmenso sostén en sostener que reviva la relación entre ése hombre y Gregorina. Gregorina y su vida conllevan una perdición innata que ella cree en el alma en poder sostener y llevar directamente al amor esa vil y terrible relación con ése hombre . Gregorina se debate en pensar que sí salvará esa relación con ése hombre que ella amaba con toda el alma y con todo el corazón. Gregorina lo que más desea es amar y ser amada por ése hombre por la pasión, por la vehemencia, por la candidez y por la caballerosidad que llevan a Gregorina hacia el mismo cielo. Gregorina se ha llevado el mejor de los momentos cuando ése hombre la toma a la fuerza y que la hace mujer una y otra vez y eso a ella le gusta y le agrada, porque amar y ser amada es lo que siempre una mujer y un hombre desea en la vida. Gregorina sólo se dio el mismo debate en pensar e imaginar en el combate de regresar a esa vida con tanto daño y con esa mala vida que le dio ése hombre. Gregorina una mujer con razón, coherente, y con una indeleble, pero, muy certera situación se debe a que los malos momentos se debe a que el mismo instante se siente como la magia en correr o como la vida llegar y venir a desenredar los malos momentos. Gregorina se siente como la llave del amor o como el destino en un sólo camino o como la flor en capullo creciendo de un tiempo a otro. Y es Gregorina la que conlleva toda una vida sin un cálido destino cuando en el alma y en el corazón no se detienen en la misma forma y en la misma manera de haber entregado alma, cuerpo y corazón en una noche clandestina de puro amor con ése hombre. Ése hombre amó con locura a Gregorina, pero, la suerte la lleva por el camino y el sendero más amargo de la vida y de la existencia. Gregorina se vio en la encrucijada de cada tiempo y de cada recelo del amor en el mismo corazón que amó tanto y por tanto. Gregorina trata de sostener profundamente la vida y más la relación entre ése hombre y ella, cuando en el afán de otorgar un amor quedó por siempre y sin un combate en el delirio socavando en una fría verdad de que su alma y su corazón desean sostener y salvar la relación con ése hombre. Gregorina quiere salvar a su relación y que su esencia de mujer la quiera, la desee, la anhele, y que con vehemencia, amor, vida y corazón y que busque más a Gregorina en el amor. Gregorina se inunda de pasión, se llena de vehemente corazón, y de caricias sin ser subrepticias en la misma piel entre ése hombre sin nombre, (recordando que Gregorina no quiere recordar el nombre de ése hombre), y Gregorina. Gregorina quedó convencida con el amor, el calor y la nueva vida que le dará a Gregorina, pues, ella le cree desde la habitación amando como nunca con el amor, la vehemencia, el calor, y con el cuerpo extasiado de sudores que no son extraños, sino que lo poros deciden sudor por la compenetración de amor y de la pasión en cálido amor y más en el corazón entre ambos seres. Ése hombre y Gregorina atraviesan lo peor en una relación que antes llegó a la gravitación, pero, ahora cuando Gregorina trata de volver en sí, y ser la mujer de antes ha despertado en ése hombre la pasión nuevamente.

Gregorina y el amor de ése hombre se debaten en una espera inesperada cuando ella trata de salvar una relación que va en gravitación recordando toda mala vida que le dio ése hombre y sin poder recordar ni mencionar a su nombre, ella sólo ella, sin querer recordar el nombre de ése nombre porque en verdad que le dio amor y mala vida, dos vertientes, dos caminos y dos vidas. Gregorina va de rumbo hacia una terrible y cruel dirección cuando su amarga vida se convierte en un desaire autónomo de creer que su mundo es como un total amor y una total mala vida. Gregorina se siente como lo más imposible de creer en el alma una sola verdad de que su mundo se convierte en pequeño y que ella se convierte en una leona y en una fiera en defender y salvar a su eterno amor, porque aunque no lo cree que sea eterno es un amor y para siempre. Ése hombre se le escabulle, otra vez, a Gregorina y se desaparece por más de tres semanas. Esas tres semanas transcurren exasperadamente y muy desesperada por ser la mujer más amada y por amar nuevamente, pero, en el embate y se debate de dilucidar un altercado frío se siente como el silencio inocuo. La vida de Gregorina se enfrasca en la sola idea y tan mala como el haber sido la esencia de ése mal hombre, por el cual, se dilucida en saber que por siempre le ha de dar y de otorgar una mala vida. Gregorina busca a ése hombre hasta debajo de las piedras, otra vez, pero, se le escabulle con la amiga que tiene y es la amante, pero, ¿qué amante?, si ella no está casada con ése hombre. Es la mejor amiga de ése hombre, y con la que tiene un amorío o un ¨affair¨, por el cual, se aferra a la idea que nunca dejará a su amiga ni por ella ni por nada ni nadie. Gregorina se debate en una espera inesperada de creer que su mundo corre en ser como el mismo mal tiempo o de una terrible tempestad que comienza a derruir de un sólo espanto y tan seguro, pero, incierto como el haber sido amada y por haber amado como nunca a nadie más. Gregorina va en busca de ése hombre, por el cual, ella desvive hasta el alma y que su frío corazón se siente como un desierto frío e incoloro como el tiempo que pasa en derredor. Gregorina va en busca de ése hombre, por el cual, ella ama indeleblemente y que quizás sea su eterna felicidad, aunque, le brinde mala vida y una vida, por la cual, ella tiene que luchar y edificar su zapata hasta poder lograr dirigir en dirección correcta a esa vida. La vida de Gregorina se debate en lo real de toda una vida cuando en el embate de creer y de amar se convierte en un trance sin ser delictivo sino de amores inconclusos sin saber ni tan siquiera sospechar que su rumbo se dirige a amar a un hombre que le hace tanto daño y que quizás no se convierte en un amor sin penas ni dolores. La vida de Gregorina comienza a derruir y a dilucidar que, sí, que ella quiere buscar a ése hombre que la ama y que quiere que la ame como ella nada más quiere. Gregorina va en busca de ése hombre que la hiere en el corazón, en el alma y, aunque, ella lo quiera así. La vida de Gregorina se torna exasperada e inesperada cuando en el tiempo y más en la vida se siente como converge en un trance casi perfecto cuando en la alborada decide ir en travesía por la búsqueda de ése hombre que se le escabulle y que Gregorina ama con todo su corazón. Gregorina decide buscar a ése hombre en todo el vecindario como la otra vez, pero, ésta vez ése hombre se fue de la vida de Gregorina y con otra mujer. Gregorina lo observa desde el punto de vista que hasta aquí llega la relación de Gregorina con ése hombre. La vida de Gregorina comenzó a diluir el amor en pasiones gratas y en vehemencia carnal ardientemente y la caricia sin subrepticio dolor, pero, llegaron las penas, los dolores y el mal tiempo en la vida de Gregorina cuando al conocer profundamente a ése hombre se dedicó en demostrar que el hombre es hombre y que le gusta lo que ofrece la calle. 

Gregorina, por fin, halla a ése hombre que busca tanto y, por tanto, lo halla, lo encuentra, lo busca y da con él y él con otra mujer que precisamente no era su amiga. Gregorina siente en su corazón un desastre total y un juego mortal que el amor juega con ella, con su corazón, con su alma y más con el amor que apenas tiene. La vida de Gregorina comienza a desfallecer y todo por el amor de ése hombre, por el cual, se perfila que el destino y la fuerza conlleva una sustracción alterada como poder ver el reflejo de un espejo entre su alma y su corazón. La vida comienza a fallecer para Gregorina y ella inmortal y sin saber qué hacer sino que el alma y su corazón gritan a viva voz por el amor de ése hombre. El alma de Gregorina lleva un camino y un sólo destino friolero y tan gélido como el mismo tiempo en que Gregorina buscó y halló a ése hombre, pero, con otra mujer. La suerte para Gregorina comienza a desfallecer, a perecer y a despilfarrar lágrimas de dolor cuando el tormento se torna intrascendente como poder perder en el alma un dolor entre lágrimas de penas. La vida para Gregorina se torna intrínseca, inestable y muy indeleble en demostrar que su amor lo era todo, pero, sólo, le falla ése hombre tan infiel y con una infidelidad creyendo ella que era con la amiga y ahora aparece con otra mujer y…¿quién es ésta mujer?, indaga Gregorina. Gregorina comienza a sentir celos indomables, otra vez, pero, el alma de ella no queda absuelta ni en ausencia de un color incoloro por amar apasionadamente. Gregorina se debate entre dos vertientes, entre el amor y la mala vida que le da ése hombre sin nombre y todo porque Gregorina no desea recordar ni su nombre, pero, sí, lo busca y lo ama indecorosamente. Gregorina sólo le falla la razón con la felonía de ése hombre, por el cual, intercede su propia alma en un ir y venir tan desnudo como el amor propio que posee la muchacha llamada Gregorina. Gregorina es una mujer esbelta, alta, con porte, distinción y muy elegante, pero, la vida que lleva la hace merecedora de un abandono total por el amor y la mala vida que lleva Gregorina. Gregorina conlleva una traición sobre sus espaldas cuando se atemoriza y falla la vida en un santiamén. La infidelidad para la vida de Gregorina fue amar a un hombre ocupado, de negocios, buen mozo, pero, muy mujeriego desatando la ira y el comienzo en camisas extrañas de sudor por el amor y por la vehemencia de un amor, el cual, no llegó a ninguna parte. La vida para Gregorina se enaltece y convida una forma y una manera de creer que el alma se siente como desfallece en un trance tan irreal como privativo en el alma. La vida cree que el amor de Gregorina se convierte en un debate tan mortal como letal en un instinto sobrenatural. Gregorina y el amor de ése hombre lleva una pasión indeleble y un recelo de vida cuando en el alma se convierte en una luz opaca, tenue, desabrida e inestable. La vida para Gregorina se debate en un trance delictivo cuando se atormenta y se enfrasca la idea en querer que el tiempo y el ocaso se enreden en una noche tan mortal y mortífera que comienza a despilfarrar tormento y un desastre total en poder Gregorina amar y ser amada. La vida para Gregorina comenzó en un deleite pasional cuando conoce a ése hombre en el Gran Cañón en el estado de Arizona. El amor comenzó como lo recuerda Gregorina apasionado, vehemente, muy satisfactorio y siendo satisfecha Gregorina le abrió con el corazón y con el amor que todo hombre espera. La vida comienza a despilfarrar la vida y en amores inconclusos se pierde todo el amor. La vida para Gregorina se torna exasperada cuando halla a ése hombre con otra mujer y sin ser la mejor amiga de él. Gregorina se prepara para perder el amor en el corazón y con lágrimas solloza y queda a la intemperie de un dolor y de una pena en el corazón. 

Gregorina y su corazón se pierde en un intransigente momento cuando en el tiempo se debate una sonrisa y un altercado frío dentro de su propio corazón. La vida para Gregorina se debate, se dilucida y por derruir se comete el peor de los errores, pero, para ella la vida era tan hermosa como ella es una mujer elegante, esbelta, con porte y distinción. La vida para Gregorina queda a la intemperie, a lo intrascendente y a lo inocuo de un amor que sin lograr llegar a amar en verdad. La verdad que el destino cumple con lo establecido y sin saber que Gregorina supera el amor en el corazón y pierde la pasión en su piel, la vida de Gregorina comienza conociendo a ése hombre y amando hasta por los ojos la vehemencia carnal y la insolvencia en querer amar a ése hombre y con toda infidelidad. La vida para Gregorina finaliza en un amor en desamor, en una pasión incolora y en un deseo infructuoso cuando en el alma y en el corazón se siente como poder ser de la vida un tormento o un momento, pero, con lágrimas en los ojos y un dolor en el corazón comienza a desfallecer el amor. La vida para Gregorina comienza a fluir y termina en un fracaso vivido con una cruel decepción cuando el amor se fue de la vida de Gregorina y con el amor ése hombre que le hizo tanto daño. Gregorina sin perdonar, sin condonar y sin amnistía artificial del infortunio vivido queda insospechada de esa infidelidad que ella temía en poder vivir. La vida para Gregorina comienza a despilfarrar un tiempo, una infidelidad, un desamor y sin perdonar se halla la muchacha esbelta, con porte, distinción y elegancia. La vida para Gregorina se contrae con un amor en desamor y con una pasión sin medida cuando en el alma de Gregorina se siente como una luz tenue, opaca y muy intrascendente. La vida para Gregorina se debate en un comienzo por haber conocido a ése hombre en el Gran Cañón en el estado de Arizona. La vida para Gregorina se enreda, atrapa y ata en una telaraña a las lágrimas de un sollozo penitente cuando ese amor y ése hombre se fue de la vida de Gregorina y con otra mujer y sin perdonar la infidelidad se halla Gregorina. Si Gregorina se vio en la encrucijada de padecer un tormento con un dolor inconsciente se torna exasperada la vida con un dolor penitente, petrificador y penetrante en el alma de Gregorina y ella sin perdonar, sin condonar y sin amnistía no desea retractar la relación entre ella y ése hombre porque no perdona la traición y la felonía en su corazón. Gregorina sin condonar la felonía de ése hombre la lleva por el sendero y por el destino sin un camino y sin poder ser feliz. Gregorina a ése hombre no lo perdona, no lo condona, ni con la amnistía de su propio corazón. Desafortunadamente se encierra la conmísera vida para ésta mujer que le ha atraído un hombre como amor y como la pasión hecha amor e ilusión como la vehemencia carnal que éste hombre le ha otorgado a Gregorina. Gregorina no lo perdona, y recuerda más y más el nombre de ése hombre y acecha con desunir la certeza y la conmísera atracción en caer sobre la misma forma en amar lo que, aún, lleva en el mismo corazón. Gregorina no condona, y sin, aún, perdonar la mala situación entre ése hombre y Gregorina, se debate en la amarga espera de esperar por lo inesperado en caer sobre el silencio de una amarga y terrible soledad. Gregorina se lleva el perdón, la condonación y la amnistía de los propios actos de ése hombre hacia su propia mala existencia y hasta su propio ataúd. Gregorina desea ser feliz sin ése hombre que le ha hecho tanto mal, por tanta indiferencia y de un amor que quedó como lo más infiel de un todo que quedó como el incierto porvenir cuando la vida queda como una felonía sin sentido. Gregorina no perdona, no condona, no desea ser el juguete más de ése hombre, por el cual, se desvive su razón en total locura. Gregorina sin perdonar y sin condonar la razón inerte de un total amor quedó como el frío tormento en su piel, en su corazón y, más, dentro de su cuerpo.

Gregorina desea ser feliz nuevamente y sin importar el mal sucedido se comprende en edificar el tormento que vive y que vivió. Gregorina desea ser feliz y con lo único que le queda que es su alma, su corazón y su piel desnuda deshace la carencia y la insolvencia de un amor sin amor que sólo le dejó dolor, tristeza, sufrimiento, penas y desilusiones cuando ése hombre se fue de la vida de Gregorina. Y, ése hombre se fue de la vida de Gregorina sin esperar nada a cambio, sin esperar perdón y sin esperar condonación. El perdón para Gregorina era como ir al cielo y saber volar lejos, pero, sabiendo que el cielo es el límite y tan inalcanzable que no se puede alcanzar. Gregorina comienza a difundir, a derruir, a dilucidar una sola fría verdad y es que desea ser feliz verdaderamente y va en busca de su nuevo amor. Gregorina se arregla, otra vez, y por tercera vez es la mujer esbelta con porte, distinción y elegancia que todo el mundo y todo hombre desea cuando se petrifica la forma y la manera de pertenecer a un sólo amor y ese amor es su propio corazón. Gregorina se debate en poder hallar, encontrar y dar con el verdadero amor de su vida cuando sin poder olvidar lo ocurrido se enfrasca su vida como penitente, como caminante y como insolvente de tal situación que le dejó un tropel de sensaciones inertes y tan amargas como la hiel en la boca, entre los labios y en la misma piel. Gregorina solventa la situación con tratar de poder olvidar lo sucedido en su vida, pero, aunque, pueda será indeleble en la razón. La vida comenzó para Gregorina como un amor puro, inocente e ingenuo y se convirtió en garras de una araña en telaraña queriendo atrapar a su presa, pero, sin saber que la presa escapa, huye y se salva de tal opresión y de un amor fatal que no le convenció ni le convenía. Gregorina busca y no encuentra a su verdadero amor porque en realidad ella es la que impide volver amar y ser amada por todo lo ocurrido que le acechó. La vida para Gregorina se convierte en un intransigente e insolvente camino y sin ser penitente se convida en ser el más amargo de todos los amores cuando Gregorina camina y recorre de punta a punta y de esquina a esquina el Gran Cañón en el estado de Arizona. Gregorina sin ni tan siquiera haber conocido hombre es la mujer esbelta, con porte y distinción y elegancia, por la cual, cualquier hombre se desvive por una mujer así. Gregorina en esa estadía hacia el Gran Cañón va en busca con todo su dinero por disfrutar, ser feliz y conocer gente, por la cual, desea conocer a un hombre y será  su verdadero amor. La vida comienza en discernir y en presentar a la vida un nuevo amor esbelto, buen mozo, un empresario y Gregorina lo conoce en el Gran Cañón y, aún, no le dice su nombre. Gregorina va en busca de un amor, de un hombre que la ame y que ella pueda amar. La vida se aferra a que Gregorina conozca a su verdadero amor cuando en el tiempo y, más, en el ocaso conviene desistir y en tener a un primer amor y a un primer hombre en su vida. La vida para Gregorina comenzó y deliberó un sólo amor y ese amor lo conoció en una estadía en el Gran Cañón del estado de Arizona. Ése hombre fue el primer hombre de Gregorina cuando lo conoce en el Gran Cañón y Gregorina sabiendo su propio futuro cambia la ilusión, el deseo y la forma de ése hombre de ser con ella. Gregorina fue feliz cuando ése hombre se fue de la vida de Gregorina cuando Gregorina le dijo en la primera cita que… -¨no eres el hombre que yo espero…¨-, y ése hombre entendió lo que una mujer dice. La expresión de Gregorina era esperar a su verdadero amor y ése hombre se fue de la vida de Gregorina cuando en esa estadía Gregorina sin lograr conseguir a su verdadero amor quedó sola, en soledad y todo porque Gregorina sabía su futuro cuando en una tarde visitó antes del viaje a la pitonisa y ésta le dice en una carta astrológica que… -¨…un hombre que conocerás en el Gran Cañón no será bueno para tu vida sino que te dará una mala vida…¨-. Gregorina entendió, otro hombre llegó al Gran Cañón y a ése sí, le acepta la primera cita y sin revelar su nombre ni su identidad quedó el hombre complacido con la mujer esbelta, con porte, distinción y elegancia. 

Gregorina sabiendo su futuro no se percata de que ése hombre es el hombre que le dice la astrología cuando no es un hombre para ella. Y, ése hombre se fue de la vida de Gregorina cuando en el atardecer Gregorina le dice un no rotundo cuando el hombre decide tener con ella todo. Y, Gregorina va de rumbo en rumbo en la estadía en el Gran Cañón a buscar a su verdadero amor, a la pasión indeleble, al corazón por amar y ser amada. Lo que hace Gregorina es rechazar a todo hombre en el Gran Cañón cuando a la verdad que una mujer elegante, con porte, distinción y elegancia no se la merece nadie y mucho menos si sabe su futuro. Gregorina, una mujer con suerte busca el verdadero amor si en realidad se fue de la vida de Gregorina aquél hombre que realmente conocería en el Gran Cañón y sin derruir ni dilucidar su vida queda ella con su amor indeleble en su propio corazón sin esperar ni atormentar ni mucho menos enfrascar la idea que un hombre le pueda dar mala vida a una mujer que sabe su propio futuro. Gregorina, su corazón, su eterno amor y sus ilusiones se debaten en la espera de un gran amor y Gregorina sabe que si se fue de la vida de Gregorina ése hombre es porque no le conviene y ella misma sabe todo su futuro, su esencia, su perfección y ser una mujer decidida, elegante, con porte, distinción y elegancia. Y, ése hombre se fue de la vida de Gregorina como por arte de magia. Y, ése hombre se fue de la vida de Gregorina y todo por saber su futuro, un mal futuro para una buena mujer y que supo converger en tal situación hasta hacer de su vida una verdadera existencia buscando siempre el amor, pero, lejos del Gran Cañón. 



FIN              

 

Septiembre 2024

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.