LAS HERIDAS DEL AMOR.

José Fas Fonfría



LAS HERIDAS DEL AMOR

 

Hay heridas superficiales que sangran,
que cicatrizan pronto y tienen fácil curación,
y hay heridas interiores que no sangran,
que duelen mucho, y que no tienen reparación.
Estas son... LAS HERIDAS DEL AMOR.

 

Las heridas del amor son difíciles de curar,
no se pueden operar, no se pueden suturar,
no se pueden vendar ni escayolar,
las cicatrices que dejan no quedan a la vista.

 

Son heridas que duelen mucho,
se sufren con el corazón y el alma.
Los que las padecen resisten en silencio
su dolor y su pena, y es una carga muy
peliaguda y dificultosa de sobrellevar.

 

Se suelen sentir normalmente, abatidos
y tristes, sin ganas de comer ni de vivir,
hay quien suele buscar refugio en el alcohol,
pero tampoco este, es un remedio efectivo.

 

Los hay incluso, que suelen buscar ayuda
en curanderos y brujas, que les recetan
ungüentos y pócimas, que tampoco
ofrecen arreglo o solución al problema.

 

Estos pacientes se suelen aislar
de su entorno más íntimo y cercano.
Pero hay casos, en que en alguno
de sus tristes y asilados paseos
tropiezan accidentalmente con un
alma gemela que sufre el mismo mal,
que tiene las mismas heridas.

 

Entonces, simplemente con una sola
mirada fija del uno, a los ojos de otro,
se suele producir el milagro, la sanación
de ambos congéneres afectados por
el mismo mal, por las mismas heridas.

 

Pasean juntos, se cogen de la mano,
se dan un beso, y… ¡Curación total!
Aunque, las heridas que sufrían
no desaparecen, se quedan quietas,
dormidas, en un letargo tan largo…
como largo sea el amor de la pareja.

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