Obedece cuidadosamente todo lo que está escrito en él; porque entonces te irá bien en tu camino y entonces actuarás con sabiduría (Jos. 1:8).

Yeshuapoemario

 

En la senda de la eternidad, buscamos comprender,

las palabras sagradas, su verdad y su ser.

Un diálogo antiguo, entre maestro y aprendiz,

revela el camino, la ley y la raíz.

 

“¿Qué dice la escritura?”, preguntó el Nazareno,

“¿Cómo interpretas tú, el mandato más pleno?”

El letrado respondió, con cita y memoria,

“Amarás al Señor, y al prójimo, sin escoria.”

 

Mas inquirió, “¿Y quién es mi prójimo, en verdad?”

Una pregunta que muestra, la comprensión en su mitad.

No basta con leer, ni recitar el mandato,

es entender el amor, en cada verso, cada relato.

 

La Biblia, libro de luz, requiere de una guía,

la ayuda divina, que al espíritu envía.

Para desentrañar, su profundo mensaje,

y vivir sus palabras, en cada acto, cada viaje.

 

Pidamos pues al cielo, su espíritu santo,

para que al leer, no nos embargue el espanto.

Que nos ilumine el camino, en nuestra búsqueda ferviente,

y en la práctica de su palabra, seamos siempre diligentes.

 

Que la sabiduría divina, nos acompañe en la lectura,

y en la aplicación de la ley, en nuestra vida segura.

Que el amor a Jehová y al prójimo, no sea solo un decir,

sino un vivir constante, un eterno construir.

 

Así como el experto, que a Jesús interrogó,

busquemos entender, lo que el corazón anheló.

Que la palabra divina, sea nuestro pan y nuestro vino,

y en el amor al prójimo, encontremos nuestro destino.



 

  • Autor: Yeshuapoemario (Offline Offline)
  • Publicado: 15 de septiembre de 2024 a las 02:33
  • Comentario del autor sobre el poema: Obedece cuidadosamente todo lo que está escrito en él; porque entonces te irá bien en tu camino y entonces actuarás con sabiduría (Jos. 1:8). Queremos entender lo que leemos en la Biblia porque, si no lo hacemos, no podremos sacarle el máximo provecho. Pensemos en la conversación que tuvo Jesús con “un hombre experto en la Ley” (Luc. 10:25-29). El hombre quería saber lo que tenía que hacer para obtener la vida eterna, y para responderle Jesús lo hizo pensar en la Palabra de Dios. Le dijo: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”. El hombre dio la respuesta correcta. Citando de las Escrituras, dijo que había que amar a Dios y al prójimo (Lev. 19:18; Deut. 6:5). Pero después preguntó: “Y ¿quién es en realidad mi prójimo?”. Con estas palabras demostró que no entendía de verdad lo que había leído. Y como consecuencia no sabía cómo ponerlo en práctica correctamente. No podemos entender la Biblia sin la ayuda de Jehová. Por eso, pidámosle espíritu santo para concentrarnos en la lectura y que nos ayude a poner en práctica lo que leímos. w23.02 9 párrs. 4, 5
  • Categoría: Religioso
  • Lecturas: 13
  • Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Mauro Enrique Lopez Z., Augusto Fleid
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