REGALO DIVINO

Soy yo el que crece
o es el mundo el que mengua,
cada día todo me parece
más lejano, más distante.
La frente, siempre, mirando al cielo
mientras mi realidad encogida,                    bajo la sombra de un credo,
me envuelve y me supera.

¿Será esta vida sólo un compás de espera?

Un paréntesis meritorio previo,
donde sólo alcanzaran la existencia eterna
aquellos que hayan consumido sus pasos
fieles a los designios de una moral impuesta.

¿Y si no fuera así ?

Y si el esforzado tránsito
que se nos vendió, siempre, como revelado,
lo estuviéramos construyendo, ungidos por una falacia,
con los planos equivocados.

Y si al final de este tortuoso camino,
peregrinado con virtuosa obediencia,
hubiéramos equivocado la ruta
o aun peor, solo hubiera evanescencia.

¿Será esta vida el regalo Divino ?

El galardón a un espíritu esforzado
que tras ser roca, planta o porcino,
recibió como premio el sustanciarse en ser humano,
último nivel de perfección en su destino.

¿Cómo querría Dios en este caso que consumiéramos colofón tan perseguido ?

A buen seguro disfrutando de este tiempo,
saboreándolo como la mejor copa de vino,
deleitándonos en cada sorbo
con toda la intensidad de nuestros sentidos.

¿Qué mejor ofrenda al Hacedor?,
Juez y Arbitro de nuestros compromisos
que vivir con el firme propósito
de ser felices en este paraíso.