Hola - Chauuu
Qué diferencias hay entre: inocente, ingenuo y cándido.
Al idiota lo considero aparte. Un ejemplo, es El Príncipe Idiota, personaje principal de la novela del mismo nombre.
El ser humano nace inocente y en muy contados casos la mantiene hasta edad muy avanzada, se distingue por qué hace las preguntas fundamentales, juega continua y sostenidamente, todo le es sorprendente y el tiempo se les hace interminable.
El ingenuo es un ser crédulo, confía sin cuestionamientos en los embaucadores, juega, muchas veces, el rol de tonto útil.
Los cándidos son inocentes inteligentes acompañados de la suerte, que se dejan llevar por estúpidos; no obstante, su buena fortuna, los mantiene a salvo de esa multitud de imbéciles llamada humanidad.
El idiota, en cambio se dice de un individuo que pasa por ese estado, que generalmente lo llamamos “está idiota”, y puede por cierto durar toda la vida en tal fase.
Cuando este individuo vive esa experiencia por alrededor de 1 a 15 años de duración y es además inteligente, crea, una obra de arte o un invento científico o tecnológico importante o un libro que forma parte del acervo cultural de la humanidad o una nueva filosofía, etcétera.
Pues en la idiocia, no como enfermedad, el pensamiento rompe la horizontalidad que le acostumbra, plano, repetitivo, lleno de lugares comunes, de cierto sentido común, carretero, infantil, de bajos instintos y toda la forma de idear que el hombre utiliza a diario.
En tal suerte de verticalización del pensamiento, este idiota, construye edificios fantásticos que iluminan a la humanidad toda por largos períodos.
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Me resulta por lo menos debatible los conceptos de perfección e imperfección.
¿Qué se quiere decir con: “es un perfecto tal x cual”? ¡Si todo es perfectible! ¿O todo es imperfecto? O ¿todo es perfecto tal cual está? O ¿imperfecto?
Yo empleo este término para decir: de acuerdo, conforme, ya entendí, lo acepto y otras formas similares. A veces para expresar que es de mí agrado.
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Psicópata
Generalmente, entre más malvado más suave, más melindroso, más simpático, más confiable, más atento, más servicial y servil, más santurrón, más mimético, más zalamero, más empático, más mimoso, ... hasta que uno descubre sus verdaderas intenciones, sus bajos instintos desatados, ...
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Resultan difíciles los halagos, primero quién lo otorga y a quién se lo dan, ¿son igualmente meritorios ambos?, porque el que premia debe estar a la altura del premiado, y éste ser merecedor de tal distinción ... Algunos escritores, científicos, matemáticos, rechazan los honores, porque el jurado que se los otorga no califica para darlos.
FIN
- Autor: Carlos Eduardo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de septiembre de 2024 a las 10:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, MISHA lg, Augusto Fleid, jvnavarro, Mauro Enrique Lopez Z.
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