La ciudad por el suelo

Otxamba Quérrimo


COMO LA TORTUGA MACHACADA POR UN PIE DESNUDO,
          Como carcoma en madera,
                    Como el sordo estertor de la agonía, 

                    una frontera de palabras no dichas
          una cantata de bocina (5)
una viña de muerta primavera

que agosta el ardor del suelo,
          que hace odiosa la vida, odioso el mundo,
                    que angustia con su absurda presencia,

                    barajando en la mano alas remotas, (10)
          escarbando en la sangre como un topo,
saliendo en racimos de las alcantarillas, 

por más que la presienta el pensamiento, 
          por más que la ocasión su vuelo ampare,
                    por más que aplique su sueño contra un astro apagado, (15)

          cae sobre la tranquila piel del día.
                    aprende que el vacío también se desordena.
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

 

El miserere de los cocodrilos (2024)

 

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[*]Todo el poema (centón no. 7) es un mosaico de versos procedentes de otros autores, un llamativo cadáver exquisito. A continuación, detallo la procedencia de cada uno de ellos…

Título - «Pesadilla», de Luis García Montero (Vista cansada, 2008)

Nº verso

1 : «La dicha», de Vicente Aleixandre (La destrucción o el amor, 1935)

2 : «Eran ayer mis dolores», de Antonio Machado (Soledades, galerías y otros poemas, 1919)

3 : «Adivinase el dulce y perfumado… (5)» [VII], de Rosalía de Castro (A orillas del Sar, 1884)

4 : «Soledades», de Mario Benedetti (Poemas de otros, 1973-74)

5 : «Automóvil», de Concha Méndez (Inquietudes, 1926)

6 : «Cómo mana tu savia ardiente…» (soneto), de Dionisio Ridruejo (Hasta la fecha. Poesías completas: 1934-1959, 1961)

7 : «II» [Urbano y dulce revuelo…], de Luis Cernuda (Primeras poesías, 1924-27)

8 : «Mi mal» [En vano ansiosa tu amistad procura…] (soneto, 1841), de Gertrudis Gómez de Avellaneda

9 : «La blanca soledad», de Leopoldo Lugones (El libro fiel, 1912)

10 : «Fábula de equis y zeta» (1932), de Gerardo Diego

11 : «Densos velos te cubren, poesía», de Olga Orozco (La noche a la deriva, 1984)

12 : «Oda a Whitman», de Federico García Lorca (Poeta en Nueva York, 1929-30)

13 : «A la vida» (dedicada a D. Andrés del Busto y López), de Rosario de Acuña y Villanueva (Ecos del alma, 1876)

14 : «Yo os prometí, mi libertad querida», de Tirso de Molina (soneto con que la Condesa abre el Acto Segundo de El castigo del penseque, 1631)

15 : «Ven, siempre, ven», de Vicente Aleixandre (La destrucción o el amor, 1935)

16 : «La tristeza», de Pilar Paz Pasamar (La soledad, contigo, 1960)

17 : «El desorden funda la intimidad como los ríos suelen fundar ciudades», de Luis García Montero (Un invierno propio, 2011)

18 : «A su retrato» [Este que ves, engaño colorido…] (soneto de segunda mitad del siglo XVII), de (sor) Juana Inés de la Cruz 

  • Autor: Otxamba Quérrimo (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de septiembre de 2024 a las 09:45
  • Comentario del autor sobre el poema: "El miserere de los cocodrilos" es un sucinto bestiario de la imaginación, nueve poéticas incursiones que son, ante todo, mosaicos de literatura en español, teselas de versos de otros autores, cadáveres exquisitos, puzzles, cada uno de los cuales, patrimonio de la historia de nuestra mejor poesía: contienen más de 450 versos de más de 150 poetas. Quizás más apropiado sea el nombre de «collage», «pastiche», «rapsodia», «remix», «ensalada», «medley», «florilegio», «centón»… Pero me gusta ése: cadáver exquisito. Con sus matices, con sus variantes, el procedimiento es el mismo: crear a partir de lo ya creado, construir algo a partir de trozos y residuos de la tradición, o de la actualidad, reciclándolos, desmembrándolos, recomponiéndolos a nuestro gusto. Un solo mecanismo: el corta y pega. Y, como resultado, nuestro exquisito cadáver, es decir, una obra «continua a partir de lo inconexo; completa a partir de lo diverso; nuestra a partir de lo ajeno». En un rompecabezas así no son los fragmentos, la intertextualidad, no es desembuchar citas lo importante. Lo importante es la forma, la composición final; no las fuentes en sí, sino cómo, a través de ellas, se expresa algo familiar pero contradictoriamente nuevo. Ésa es la pretensión de este peculiar miserere de cocodrilos: conjugar el pasado con la admiración, sus imágenes con mi música, hasta que, en nuestras manos, como palpitando, queden, algo apretujadas, nueve «rosas artificiales que huelan a primavera».
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 11
  • Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Augusto Fleid, Mauro Enrique Lopez Z.
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