« Alguien me dijo que nunca somos contemporáneos de lo invisible »
Esa manera que hacía que fuera siempre él, esa forma de esconderse entre el cielo y la tierra.
De irse, de ser vacío y plenitud.
Ese gesto fuerte de su dulzura de luna frágil, ese azul de pluma y esa risa que abrazaba el mar, ese continente suyo que yo sentía conquistar.
Él y solo él mi teatro triste, mi noche fría, todavía sigue tu recuerdo en el jardín, todavía lloran las madreselvas y el invierno ríe de aquella prosa, de aquel rincón donde los versos más tristes no pueden ya ni hablar.
Él es ausencia crónica y noche perpetua.
Entre libros y estampas de Chagall, él me decía que ahora todo le daba igual, que el reloj solo marcaba el paso de un silencio ancestral, él mi sello de tinta y nieve, la infinita caricia de un vuelo de estrellas.
Él mitad pájaro, mitad lazo febril atado a mis brazos, única pluma para mi papel, único puerta con vistas al mar.
Él mitad mitad chocolate y mitad hiel, él era el remedio para mi piel »
Sabag, Laberinto distinto, palabras escapándose
- Autor: pasaba ( Offline)
- Publicado: 19 de septiembre de 2024 a las 15:15
- Comentario del autor sobre el poema: Lo sublime – evidentemente invisible- deja de ser una mera experiencia estética para convertirse en el modo propio de la acción moral.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, alicia perez hernandez, jvnavarro, ANGHELUZ., GONZALO Márquez, Pilar Luna, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
Ese único e irrepetible latido
que parece desaparecer en cada estrella,
El recuerdo que va y viene con el viento al caer el sol.
El pensamiento que se niega a irse a despojarse del recuerdo que por instantes hace sonreír.
Él el motivo origen y destino de una forma de existir, más allá de la eternidad.
ANGHELUZ
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.