Tengo que regalar siempre
El costal de mi pecho;
El que me lee, como altanera
Luna, sabrá si es verdad
O si miento.
Varada barca unas veces: ya
De peces no viene el viento.
Otras, otras las manos
Se pelean por la rosa
Que más quiero,
Y como en un baile de máscaras,
Antes de la ensenada seda
Piedras en los remos.
Mimos y barandas,
Trémula y fuego, y,
Una rama primorosa
Que lejos le queda el suelo.
Todo lo regalo,
Para mí nada tengo,
Eso lo dice mi yo
Con un pañuelo blanco
A través de mis dedos.
Ancla no tiene mi barca
Porque de los soplos
Ya no tiene miedo,
Ni tiene miedo de las redes
Que ahora no esculpen
Lo que antes Simón Pedro.
Mi apodo intima mi identidad
Pero no impide lo cierto del espejo,
Para lo bueno y menos
Cóncavo y convexo.
Tengo y no tengo igual que la barca,
Que un día agitaba las aguas
Y ahora arcilla baña su cielo.
Siempre no se es
Pero ser es lo primero
Para que la barca y yo
De un último vuelvan los jilgueros.
- Autor: Lakota (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2024 a las 11:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Sergio Alejandro Cortéz, La Bruja Irreverente, EmilianoDR, Llaneza, Mauro Enrique Lopez Z., Pilar Luna, ElidethAbreu, Gonzalo Márquez Pedregal
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