Desde el pulso angular expuesto del ensueño antojadizo,
la mollera abierta busca el resorte cómplice
que restaure lo que la algarabía dejó quebrado.
El terrón de azúcar desafía tazas selladas primorosamente,
como ánforas oscilantes que se disuelven entre las manos.
El casal puritano llora en silencio púrpura,
y en el artefacto curvado, la chispa de los corazones
decora tormentas con amigable solemnidad,
golpeando su beso gélido hasta que se desvanezca.
Levantemos el eco de una sonrisa humillada,
donde la juventud sea refugio para la piedad extrema
y la terquedad de un lazo que roza lo prohibido.
Construyamos un puente que serpentee incierto
bajo el brillo casto de una rosa piadosa,
por donde se pueda cruzar con un tambor descarado,
y un pañuelo que convierta el adiós en floración definitiva,
un eterno regreso,
un paso inevitable entre la soledad y el abrazo perdido.
- Autor: Ivette Mendoza Fajardo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2024 a las 14:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, La Bruja Irreverente, Ricky Arbenz, Mauro Enrique Lopez Z., Sergio Alejandro Cortéz, Santiago AlboHerna
Comentarios1
Hermosas letras.
Un gusto leer.
Saludos!
Gracias saludos
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.