Destino, sumo piadoso
árbitro y hado de mi vida,
estos lamentos míos graves,
lágrimas suaves y dolientes,
de aire articulado, son voces
de sangre, y sangre del alma.
Cuando hacia atrás andado miro
mi camino, ningún camino
trazado previamente existe,
son huellas de mi vida errante,
en una tabla poco fuerte
de la bebida agonía, que
quiso ser en aquel extremo
ella el forzado y su guadaña
el remo, barco de la muerte.
Moderando los extremos de
fausto y miseria, de mi breve
islote lo más agradable
que se determina, ocupa
su fortuna y mi humilde albergue.
Tampoco vida cortesana
dominada por la lujuria,
en fingida gruta de jardín
oculto, quisiera en mi vida,
lluvia improvisa de cristales
inciertos, de aparente seña.
- Autor: Javier Julián Enríquez ( Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2024 a las 15:04
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 88
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, La Bruja Irreverente, jvnavarro, Llaneza, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., María C., Yamila Valenzuela, leo albanell, Sergio Alejandro Cortéz, JAGC, Andy Lakota👨🚀, El Hombre de la Rosa, Gonzalo Márquez Pedregal, Classman, Charlie Aritz
Comentarios3
Interesante y intenso lo que nos compartes se aprecia en su lectura
saludos poeta
Muchas gracias Alicia.
Un abrazo
Profundidad versada.
Saludos
Muchas gracias María.
Un abrazo
Buen día
Otro abrazo
"Destino, sumo piadoso
árbitro y hado de mi vida,"
El destino rige nuestra vida y nada se puede hacer por cambiarlo. Muy bueno.
Muchas gracias, Rosario, por tu comentario y por leer este poema. Así es, aunque en un principio el camino se hace al andar y no hay un camino antes previamente trazado, al final es el destino el que rige nuestras vidas.
Un cordial saludo y abrazo
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