La irreversibilidad de la vida humana

Javier Julián Enríquez

Destino, sumo piadoso

árbitro y hado de mi vida,

estos lamentos míos graves,

lágrimas suaves y dolientes,

de aire articulado, son voces

de sangre, y sangre del alma.

Cuando hacia atrás andado miro

mi camino, ningún camino

trazado previamente existe,

son huellas de mi vida errante,

en una tabla poco fuerte

de la bebida agonía, que

quiso ser en aquel extremo

ella el forzado y su guadaña

el remo, barco de la muerte.

Moderando los extremos de

fausto y miseria, de mi breve

islote lo más agradable

que se determina, ocupa

su fortuna y mi humilde albergue.

Tampoco vida cortesana

dominada por la lujuria,

en fingida gruta de jardín

oculto, quisiera en mi vida,

lluvia improvisa de cristales

inciertos, de aparente seña.

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Comentarios +

Comentarios3

  • alicia perez hernandez

    Interesante y intenso lo que nos compartes se aprecia en su lectura
    saludos poeta

  • María C.

    Profundidad versada.
    Saludos

  • Rosario_Bersabe

    "Destino, sumo piadoso

    árbitro y hado de mi vida,"

    El destino rige nuestra vida y nada se puede hacer por cambiarlo. Muy bueno.

    • Javier Julián Enríquez

      Muchas gracias, Rosario, por tu comentario y por leer este poema. Así es, aunque en un principio el camino se hace al andar y no hay un camino antes previamente trazado, al final es el destino el que rige nuestras vidas.
      Un cordial saludo y abrazo



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