Sombra de tu sombra

juanestrada

 

Dos o tres mujeres amé,

(espero que no en vano)

en una eterna tarde que,

 repetida y en secreto,

desgastaba este agobiado cuerpo.

 

Perseguí el aroma

de una sombra en su sombra

por calles empedradas y estrechas

bajo los aleros de las casas de tapia.

¿Qué encontré en su beso?,

hoy me pregunto,

quizá una vana promesa;

jugar a las escondidas

con una luciérnaga entre miles

de estelas brillantes

en el aire titilante de los días.

 

Vacías hoy las manos 

de aquella luz inocente

nacida de la soledad arcaica

y de la decidida esperanza.

  

 

 

 

 

 

 

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