Abstracto

Juan Sebastian Mena

 

 

La noche cae y es testigo de nuestra locura, late mi corazón, late fuerte. 

A los lejos solo visualizo la muchedumbre, mis palabras inmaculadas y el auxilio de mis pensamientos. ¡Ay, que tragedia si me vence mi impulso! 

El Vaivén de los coches en la autopista, cada poro de su rostro liviano cuan pétalo de rosa recién caída en primavera. Socorren los sentimientos a mi alma inmaculada y triste. ¡Ay que tragedia si me vence el sentimiento! 

Solo te escucho reír, observarme con detalle, tu aroma con aires de tiempo vespertino y recuerdos matutinos, conciente soy de tu desdén luego de este momento, ¡Ay que tragedia si me vence el sufrimiento!. 

Tus manos frías, tu cuerpo delgado, choca contra el mío en un efímero abrazo, arriba el cielo infinito, atrás el ancho camino, y al frente el destino que conduce al olvido. ¡Ay que tragedia!

 

 

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