Entró a la mercería,
le gustaba hacer
bordados.
El era muy simpático,
el vendedor.
Conversaban a menudo,
sobre colores,
hilos y lanas.
Esa tarde, era un poco
lluviosa y no salieron
a la puerta como solían
hacerlo, a conversar.
El le ofrece un paraguas y
ella le roba un beso.
Le dijo-qué dulce eres,!
tus labios tienen
sabor a hierbabuena,-
El le sonrió, y ofreció un
un café con mucha
canela, para que le
diera un poco más
de candela...
de la que ya había
en el aire.
Allí en el cuartito del
fondo, unos
arrumacos como
dos palomos se
besaron , caricias,
entre susurros y otros
gemidos, se dejaron llevar.
Cuando quisieron acordar,
entre relámpagos y truenos.
Se olvidaron que habían
dejado la puerta abierta.
Se llenó el local de gente,
no sé si para guarecerse,
de la lluvia o qué.
Mas salió él primero
diciendo-¿En qué les
puedo ayudar?- y ella
al ratito, salió con una
canasta llena de
hilos..Volvería a su
casa con el bastidor
de madera a llenarlo
de colores y besos.
(rosi12)
- Autor: rosi12 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de septiembre de 2024 a las 10:43
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 28
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, alicia perez hernandez, Pilar Luna, Scarlett-Oru, José López Moreno., Soponcio, Mauro Enrique Lopez Z., Lualpri, Sergio Alejandro Cortéz
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