El Universo Olvidado

No escribiré más sobre el vacío
que nos consume,
ese abismo disfrazado de rutina,
donde las sonrisas se pierden
entre rostros cansados.

No más sobre la ceguera colectiva,
que nos arrastra,

donde el sentir se cambió por poseer.

Mientras unos se embriagan en su ego,
otros caen, despojados de esperanza,
invisibles en un mundo que los niega.

El mal no descansa,
disfrazado de éxito,
camina entre nosotros,
celebrando en el aplauso de los ignorantes.
Los colores del alma se desvanecen,
y los poetas silentes
son ahora parte del olvido.

¿Quién levantará su voz
por un mundo que no escucha?

No más sobre el eco de voces rotas,
sobre un mundo ahogado
en su indiferencia.
Mientras tanto,
los que hacen el mal
son coronados en altares de aplausos.

¿Cómo despertar de este sueño sin sueños,
si hemos olvidado que somos más que carne?

No escribiré sobre la oscuridad
que devora los días,
ni sobre los cegados por el poder.
El tiempo, como río envenenado,
arrastra ilusiones de los que ya no sueñan.

El mal se disfraza de éxito,
y los corazones nobles
languidecen en el anonimato.

No más sobre vacíos
dejados al caminar este mundo roto,
ni sobre aquellos que respiran
sin realmente vivir.
La vida, teatro de apariencias,
donde el aplauso vale más que la verdad.

¿No es el silencio
el cómplice de nuestra caída?

¿Quién gritará por los que ya no pueden?

No más sobre este universo vacío,
donde las estrellas han perdido su brillo
y el eco de nuestras almas
se desvanece en el abismo.

Las palabras disueltas en la nada,
los sueños caen como polvo cósmico
sobre mundos que ya no sienten.
Los poetas, arquitectos de lo invisible,
sellan sus labios
ante la vastedad del olvido.

En este universo sin final,
solo queda el vacío,
infinito, eterno,
donde la ausencia de todo,
lo es todo.