Desde los aljibes barnizados de tus ojos,
hasta la alucinación,
que crea tus manos inmaculadas,
soy un hombre que despierta a la vida,
cuando mis pupilas envejecidas,
contemplan la realidad enternecida,
de tu seno, siendo sostén ingenuo de mis sueños.
Bendita sea la hora de mis fatigas,
que encuentra en tu pecho el descanso,
como un mar de quietudes abisales,
donde entrego mi existencia sin reparo,
ciñéndome a tu calma con un beso,
para concebir la vida sobre tu cuerpo.
Yo quisiera tu caricia en la última hora,
para confiar mi ser al firmamento,
y tenderme en libertad con los brazos abiertos,
cuando las tinieblas de la noche se presenten,
empujando mis huesos a tu delirio,
donde renaceré cual brisa en tus deseos.
- Autor: Jose Barrientos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de septiembre de 2024 a las 12:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, jvnavarro, Lualpri, Aqua Marina, JAGC, Llaneza, alicia perez hernandez, Gonzalo Márquez Pedregal, Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Un poema muy melodioso
Un saludo
Amoroso y de ilusión.
Apapacho Jose Luis.
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