Ni frío ni calor, solo
noche bajo un cielo tibio.
Como un náufrago en mitad
de un océano de pinos,
me resguardo entre montañas
para encontrarme a mí mismo.
Abandono el pensamiento
y en favor de los sentidos
pongo el piloto automático
en un viaje hacia el instinto.
A lo largo de la noche,
un silencio interrumpido
por la llamada espectral
del cárabo en vuelo esquivo;
camuflado en la penumbra,
fantasmagórico aullido
rescatado por el monte
de un encantado castillo.
Bajo el templo negro chocan
delirio contra delirio
en los sueños de los duendes,
y el hechizo de los grillos
tras los sueños va dejando
inexplorados caminos.
Raíces al descubierto
por la erosión de los siglos
descansan sobre un colchón
descompuestamente vivo;
ácida cuna deshecha
donde retoñan los hijos
de padres bicentenarios
que los bañan en oxígeno.
Copas que vuelan directo
a soleados destinos,
sus raíces aferradas
a la pared del abismo,
y clavadas en las ramas,
las púas de sus cepillos
peinan al vuelo la brisa
que cae suave del risco.
Noche cargada de ensueño
entre pinos y más pinos,
antes de caer de bruces
bajo el sable matutino,
revélame tu secreto
y a ti me mantendré unido,
recordándote estrellada
hasta el último vestigio.
- Autor: Lucio Mendez ( Offline)
- Publicado: 23 de septiembre de 2024 a las 18:51
- Comentario del autor sobre el poema: Me encuentro en un punto donde no hay persona humana a 15 kilómetros a la redonda, en punto rodeado de montañas cubiertas de espeso bosque de pinos, al que se llega por un sinuoso camino por el que pasa un coche cada 34 años y medio, con la cobertura justa para que no me lleguen los whatsapp de mi suegra. El pinar es tan indómito y espeso, que me resultaría complicado adentrarme en él sin terminar despellejado por la corteza de los troncos o ensartado por las ramas secas más bajas. El silencio es tan sepulcral que hasta el run run de mis pensamientos me resulta molesto. Un silencio solamente interrumpido por el ulular del cárabo: una rapaz nocturna de tamaño mediano. Debe andar por el metro de embergadura y en ocasiones veo sobrevolar sobre mi cabeza su silueta más oscura que el cielo estrellado. Ya estoy familiarizado con su fantasmsgórico sonido, del que he puesto un vídeo en la cabecera, pero la primera que lo escuché, y fue de manera nítida porque se encontraría posado en un árbol a unos 20 o 30 metros de mi posición, creí que que me había convertido en un carrillón, porque se me subieron las bolas a la garganta y me hicieron sonar la campanilla. La noche es larga como largo será mi gozo antes de que la aurora se trague a las estrellas.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro, Antonio Pais, alicia perez hernandez, Augusto Fleid, Mauro Enrique Lopez Z., Gonzalo Márquez Pedregal, Sergio Alejandro Cortéz
Comentarios2
Buenas letras. Un encanto especial hace que la lectura sea entretenida y agradable
Un saludo
Gracias. Aquí ando entre pinos de agujas perennes para intentar amortiguar mi caída en el otoño. Saludos.
Un saludo
Bajo el templo negro chocan
delirio contra delirio
en los sueños de los duendes,
y el hechizo de los grillos
tras los sueños va dejando
inexplorados caminos.
......
INTERESANTES VERSOS QUE SE APRECIA EN SU LECTURA.
Gracias, Alicia. Este tipo de noches en parajes así me embrujan. Un abrazo.
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