Soy un pordiosero que transita bajo el aguacero buscando un lugar para descansar, con el corazón libre ya de odio y resentimiento.
Ya no me hace falta un reloj, ni echarle un vistazo a la hora; lo de hacerse tarde ya no es prescindible; queda en otro plano ahora.
No preciso de carro, casa ni dinero; con calma voy marchando por este siniestro sendero.
Voy andando por este raro y funesto paisaje, donde no veo plantas, gente, tampoco el volar de las aves.
Cabalgo en mi caballo imaginario bajo las estrellas y la luna; curiosamente, observando la larga columna, no tengo destino, dirección ni sentido alguno.
Frente a mí, un par de colinas y camino, me siento de tanto en tanto a descansar sobre alguna piedra al costado de la ruta.
Pensando voy en cómo la vida se me fue haciendo cada vez más dura, pero la realidad es cruda; nada perdura.
Mi caballo tiene sed y anda hambriento de pastura; su bebida es el aire, y la brisa masticando va con su dentadura…
Al andar a oscuras y sin prisa, de vez en cuando un coyote se cruza mirando con esos ojos que en la oscuridad brillan.
No sé a donde voy a llegar; creo que a ninguna parte; lo que experimenta el cuerpo es una especie de calmante en este absurdo viaje.
No llevo maletas, solo una sencilla ropa, y no cargo con equipaje; a donde quiero llegar no existen nombres ni señales.
No se trata de ser cobarde; cuando llega la hora, llega en un instante; voy por la vida en tono medio negro misterio.
Todos marcharemos algún día así como yo al paraje llamado cementerio.
- Autor: EMBAR (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de septiembre de 2024 a las 15:36
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, alicia perez hernandez, Pilar Luna, jvnavarro, Mauro Enrique Lopez Z., Sergio Alejandro Cortéz
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