Muerte, tú que asechas a niños y ancianos, a ricos y pobres a sobrios y borrachos, como te gusta husmear entre nosotros buscando a quien llevar contigo en tus viajes sin retorno.
Vagas vigilando con esos ojos oscuros a todos los que se pasean en tu entorno, que es lo que tu corazón contenta por eso nunca te detienes, no sientes compasión de nadie, ¿no sufres remordimiento?, eres ¡inconsciente!.
Ignoro si es tu trabajo o es solo tu pasa tiempo, las personas te tienen miedo viven en suspenso, te inspira la multitud, entre ellas vas escondido tú, ¿Por qué no muestras la cara?, danos por lo menos un poco de esperanza.
Festejas y aplaudes cuando presencias guerras, conflictos y matanzas, en esos lugares haces sentir tu aura, tu figura, el más valiente te abraza sabiendo que ya no tiene remedio, no tiene cura.
En las historias y en los cuentos apareces como un famoso, siempre hablan de ti ¡que curioso!, en muchos lugares te rinden culto, construyen templo.
Desde épocas antiguas nos vienes siguiendo no aceptas oro ni dinero, en la antigüedad te fascinaban las fechas y las lanzas, las piedras y garrotes, hoy en la era moderna tus preferidos son las motocicletas y los coches.
Para sucumbir ante tu presencia basta con atorarse con una manzana, como en los cuentos, ¡vaya que hazaña!, tus herramientas son cualquier cosa, hasta te han compuesto una nota musical, ¡eres universal!.
Tu atuendo lo dice todo, no te andas con rodeos lo tuyo no es ser mono, tu cara pálida como el farol de un cementerio, tus reuniones favoritas son los sepelios, adoras las cajas cerradas donde se depositan vidas humanas apagadas.
Te emocionan las flores con olor a jazmín, es mejor no mencionar a que le llamas jardín, eres cruel y vil, te encanta llevar todo hasta el fin.
Usas la guadaña como espada, otras como hacha pero el más desprevenido lo confunde con una asada, piensa que eres labriego, ¡pobre de esa gente!, no saben que lo tuyo es el entierro.
Alguna vez nos encontraremos cara a cara, cuando pase no quiero que me esquives la mirada, no sientas vergüenza aunque dudo mucho, eres amante de la tristeza, las coronas de flores, el café y el murmullo.
Para ti cerrar los ojos terrenales es cuando de verdad todo comienza, no te andas de apariencias da igual si el que llega a tu mundo es un mendigo o de la realeza, es lo único bueno de tu personalidad, no eres de discriminar.
De mi parte no te temo, no vivo en un termo, soy consciente de tu presencia, cuando uno menos lo espera asechas, cuando pase el umbral se lo que me espera, conversación contigo amena.
Tu y yo nos conoceremos cuando llegue el momento, no, no hay miedo, siempre ando preparado no soy eterno, ni inmortal, no nos pongamos sentimental, tu poder es llevar a la gente, nadie vivirá eternamente.
- Autor: EMBAR (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de septiembre de 2024 a las 16:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Pilar Luna, La Bruja Irreverente, Lucía Gómez, jvnavarro, Augusto Fleid, Mauro Enrique Lopez Z., Sergio Alejandro Cortéz
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