SOMBRA Y LUZ
Mis sombras del ayer, cargas calladas,
que habitan en mis venas como espinas,
se disuelven en cadenas desatadas
y susurran mis anhelos y ruinas.
Surge en mi pecho un ardor persistente,
que apaga sonrisas con su crueldad;
arrasando la calma, corazón doliente,
un fuego que consume mi serenidad.
Canto de lamento, eco del pasado,
por la fría brisa, lamento y duelo,
un corazón marchito, un sueño desgastado,
como hojas en otoño caen bajo el cielo.
Siento golpes certeros, cruel destino,
como tormenta que estalla en su furia;
quebrantan mis muros, quebrantan mi camino,
esparciendo fragmentos de nuestra penuria.
¡Oh, qué huellas deja la vida en el pecho!
Recuerdos que duelen, memorias sin fin,
en el vacío queda un corazón deshecho,
anhelos perdidos, tristeza y confín.
Muerte, que acechas con paso sigiloso,
sería un alivio saberte llegada;
así, en la calma y en el instante reposo,
aceptaría el dulce final de la jornada.
Entiendo que la vida es un ciclo amargo,
apagándose lento, sin aviso ni prisa;
aunque el temor persista, el amor es el encargo
de abrazar cada instante, aun entre la terrible brisa.
Si el final es el destino que aguarda la senda,
prefiero mil veces el amor en su altura,
que en el eco del tiempo se sienta la ofrenda
y no el dolor de perder nuestra más pura locura.
Corazón Bardo ©
- Autor: CORAZÓN BARDO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de septiembre de 2024 a las 21:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Ricky Arbenz, Mauro Enrique Lopez Z., Sergio Alejandro Cortéz
Comentarios1
Muy bueno y armonioso, gracias por compartirlo.
¡Gracias a ti! Me alegra que te haya gustado. Tu apoyo significa mucho. Que Dios te bendiga.
Gracias, igualmente.
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