¡Oh! El divino bienhechor
y hacedor de todas las cosas,
te ha colmado de plausibles bienes.
Mas… ¿Por qué te sientes grande,
poseyendo nimiedades?
Sueñas fácilmente con el rocío
de las mañanas y te sientes en las nubes.
Sencillamente porque amas.
Consideras las posibilidades
de otorgarte serenas libertades,
mas luego te recuerdas los desengaños,
y ponderas los posibles daños,
pero no quieres dejar de soñar.
Tienes la prudencia y la coraza
de un paquidermo en una vitrina
de gran valor monetario.
Es tu corazón precipitado
quien traiciona tus buenos tinos.
¿Qué le pedirás al divino bienhechor?
¿Qué te dará el hacedor de las cosas?
¿Un controlador de pulsaciones
para tu corazón acelerado, quizás?
Tal vez, sea otro corazón precipitado
que junto al tuyo prosigan acompañados.
- Autor: GDA ( Offline)
- Publicado: 2 de octubre de 2024 a las 00:35
- Categoría: Amor
- Lecturas: 65
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Antonio Pais, Sergio Alejandro Cortéz, Augusto Fleid, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, racsonando, Classman, Pilar Luna, Hugo Emilio Ocanto, El Hombre de la Rosa
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