ANÉCDOTA NOCTURNA-135✍️

corazónbardo

ANÉCDOTA NOCTURNA

 

Anoche, en una cantina y unas chelas,  

me topé con un consuelo de lentejuelas.  

Ella me preguntó por la llaga que brota;  

dice que por los ojos se me nota.  

 

Por no derramar lágrimas de macho,  

de prisa, la risa entre penas desabrocho.  

Desgrano la espina, de a poco y casi nada,  

que aprieta el pecho, como una apuñalada.  

 

Ella me interroga sobre mi cruel pasado;  

por su insistencia, Yo me sentí acosado.  

Pero pasamos largas horas sin cobertura,  

donde me opuse a que me quitara la vestidura.  

 

Pero llevo en mi pecho despecho y herida,

y le entregué todo mi silencio sin salida;

Ella, mientras, su dulce labio me besaba,

también cicatriz en el corazón llevaba.

 

Ella anda maquillada con exceso de sonrisa,

supongo que sus penas las lleva en su cartera;

pero yo no logro ocultar mi triste premisa,

pues mi tristeza se nota hasta en mi billetera.

 

Después de todo, casi el alma me desnuda;  

yo le dije que no y le agradecí la ayuda.  

Es bella de carne joven, mujer legítima,  

sin embargo, me negué a su oferta íntima.  

 

Porque es un amor de piel desconocido,  

convertida en loba por el brillo del oro;  

porque es una mujer sin apellido,  

un antifaz con alma de cordero.  

 

Corazón Bardo ©

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