Impulso

LeMNia

Quisiera parad esta sed, pero no tengo fuerzas, quisiera detener el tiempo, y la conciencia, y la punzada del remordimiento, y mis fantasías…

Quisiera tener una lanza para atravesar mi no miedo, mi me dejo llevar, mi no pienso, mi no me importa…

Aquello que se me escapa vuelve a renacer en mí y necesito hacerlo porque si no, no soy nadie.

Regreso a aquel lugar, me empujan, cierro mi mente, para no pensar, vuelo de la mano del olor, el instinto, una mirada, un aliento, un cosquilleo, un estremecedor calambrito en la boca del estómago, se me erizan los sentidos y solo, tan solo, me dejo ir…hacia delante, dejando salir mi esencia, receptando los símbolos que se dejan entrever en la oscuridad.

Melancolía del pecado, del disfrute, para algunos…el infierno.

Y entonces me despierto, después de un estallido de provocación al que no pude resistirme.

Me destruí…una vez mas, te destruí, nos destruí a los dos, a ti porque te hice desaparecer, utilizando mi magia, en la que creíste siempre…. A mi porque volví a ser atravesado por la luz, aquella que me deja ciego, que me abofetea la cara, que me separa de la lúgubre telaraña en la que me siento seguro.

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.