CUANDO TE HABLO DE AMOR, DESDE MI ALMA

EL QUETZAL EN VUELO



Cuando pusiste en mis manos ese corazón rojo, sabía que era un signo encriptado de amor

Y no mire tus ojos, ni levante mi vista. Para los visuales, la verdad tiene su refugio en los ojos. Como para los auditivos esa tormenta de palabras dichas al oído que desborda los sueños. Me gusta más Serrat, cuando dice” Que amor no es literatura si no se escribe en la piel”. Entonces, cuando te hablen de amor, siente esos latidos, de un corazón ansioso y ábrele la puerta del tuyo y si no tienen el tono de mi voz. No soy yo. Vuélvete... ¡Gira!

 

 

El lenguaje del alma cuando habla o escribe, es igual, pero diferente al del corazón. Uno te envuelve en ese sueño dorado cuando te posas en tu escritorio de noche a escribir, tomado de tu mano, te lleva a volar por palabras y caricias disfrutadas cuando tus labios leen mis letras y tu alma emprende esos viajes por tu piel, que erizan tus desvelos y salen al encuentro de ese dulce tormento de metáforas que te hacen bajar al mismísimo infierno y rescatar las pasiones mas prohibidas del poema censurado del cantar de los Cantares.

 

 

Sí, yo sé que mi paso no es seguro, incierto quizá. La luna tiene muchos enamorados, como tus versos lectores y todos desbordan interés, dulces palabras. Te regalan halagos envueltos en falsa admiración; pero se muy bien porque lo vivo, tras ellos esconden muchos insomnios, mientras tu duermes plácidamente, saboreando otras risas, acurrucándote a un sueño, distante al tintero desvelo que esconde muchos días fatídicos, reclamando el precio de un amor no correspondido, admirado y tan alcanzable como la luna… solo en sueños.

 

 

El tiempo no se enamora. Pasa corriendo, dejando una estela de recuerdos. Añoranzas, recuerdos y nostalgia. Nos besa de prisa en la boca, mientras a paso lento llegan sensaciones que llevamos y son los que nos duelen y tienen de vecinos las desilusiones, pero eso no quiere decir que cuando te hablen de amor encierres tu unicornio y no dejes salir tu amor montado en el deseo de encontrarte con quien te escribe y deja su amor, en tu almohada, para que al posar tu cabeza te lleve al refugio de estos puntos suspensivos.

 

 

Dicen que todo en ti es amor, conozco tus letras (algunas pues) imagino pasajes tuyos sin vivir que, aun así, quieres reeditarlos. Desde que te leí a tono lento e imaginación rápida, no puedo escribir ni tampoco, que escribir sin morder mis recuerdos y sin pellizcar mis añoranzas, todo esta tan triste y desolado cuando no tengo tus letras. De tu atención, mejor ni Hablo. Hasta el trozo de sonrisa que extraje de tu foto colgada en tu portal, parece que me habla y recita tus poemas que suena su eco en la tarde roja, cuando te siento a mi lado.

 

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO

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