Corrieron copas y hubo lo que hubo; fornicador me llamaron las luciérnagas esa vez, recogí besos de sus besos, y le di lo que ella me pedía; poesía…
Esa vez me hacía beber de su copa, copa servida de su orgasmo; pues es semejante aquella que oculta lo que se expone en la deidad de los invernales ermitaños de medianoche…
Aunque se halle tapada de pétalos allanados de mis letras, ella será cuerpo celeste del cautivo de prosa; del que besa en cualquier rincón de la mujer de hoguera…
Si mañana la naturaleza lo destierra, espero ser el peciolo entre sus labios y los míos; entre los murmurios de las doncellas y las rameras cubiertas de casta habrá pleitesía…
¡Mujer divina de mis letras imperantes!, ¿ qué has hecho?, que mis letras son ya cautivas de lectores embriagantes a tus ya vicios disolutos.
- Autor: Will (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de octubre de 2024 a las 15:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Josué Gutiérrez Jaldin, La Bruja Irreverente, Tommy Duque, Sergio Alejandro Cortéz, Mauro Enrique Lopez Z.
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