El abismo no tiene fin, solo el eco de lo que fuimos.
Caemos sin tregua,
la piel desgarrada por el viento,
el hueso desnudo ante el vacío.
El tiempo es testigo mudo de la carne que se desprende,
constelaciones de dolor brillan bajo la piel rota.
A veces,
la caída es lenta,
el aire suave como una caricia olvidada,
pero las heridas no sanan.
Las costras son máscaras quebradizas,
y debajo, la carne arde,
siempre viva,
siempre abierta.
No hay fondo,
no hay fin,
solo el abismo que nos llama por nuestro nombre.
- Autor: Milber Fuentes ( Offline)
- Publicado: 11 de octubre de 2024 a las 17:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: Milber Fuentes, Antonio Pais, Josué Gutiérrez Jaldin, La Bruja Irreverente, Augusto Fleid, Sergio Alejandro Cortéz, Mauro Enrique Lopez Z., Pilar Luna, Gonzalo Márquez Pedregal, syglesias, El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Milber poeta es cierto después de una herida una costra el dolor y la cicatriz la marca que queda más allá cuando nos vamos de igual manera son los restos y despojos somos un abrazo me gustó leer buen fin de semana
Muchas gracias por tu comentario.
🕊️🇦🇷🫂🍀🙏🤟
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