Si es que puedes dar la mano del honor,
se hace de noche enseguida,
e intentas ser uno entre la multitud.
En las aceras crípticas de la ciudad
trata de adivinar por una vez en tu vida,
la perseverancia de la chispa
a través de la pública escena del crimen.
No es otro que tu trasnochado espejismo.
En el último y tercer día,
No sienten el filo en la espalda, sin antes,
Sentirlo directo en el rostro
Como un choque vespertino.
Anticípate al miedo de lo que celosamente deseas
Desde ahora ese es el código del caminante,
Un extraño como todos.
Quizás, cuando sientan el fluir de su mente
Antes de la lluvia en los terrenos baldíos.
Quizás, cuando lloren por el hecho de partir
Antes de perder lo que no podían olfatear.
Quizás, cuando los santos de los suburbios
contemplen todos los esquemas
Quizás, cuando los derrotados retrocedan para recoger
La bandera de los que sobran.
Quizás, cuando cada rincón del mundo,
no sea otra cosa que mundo.
Quizás, cuando las cosas, en general,
no estén representadas por sí solas
o quizás, cuando llegues a ver a tu sombra darte la espalda,
será cuando te prepares a perseguir
a quienes sabotean tu paranoica existencia
Tu espíritu,
Tu espejismo.
- Autor: Salvador Galindo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2024 a las 09:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Augusto Fleid, Josué Gutiérrez Jaldin, Pilar Luna
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