Ella es la línea de ese lucero
que brilla en lo alto de las montañas
que despierta mis latidos
cuando se asoma en el horizonte
la mañana.
El canto de los gorriones
se escuchaba en los árboles
y retumba el eco y retumba su voz:
repiten su nombre
repiten su nombre
repiten su nombre,
escondido entre las notas
de una canción.
Ella es la suavidad del río
que acaricia su cauce
que viaja a través de un suspiro
y va envolviendo su cuerpo
con el mío.
en su desnudez de nieve
en la desnudez mía
es sometida a los placeres
del amor floreciente
que viaja a través de besos
y caricias.
Caricias que la someten
a dulces fantasías
a pasionales delirios
donde sus ojos se convierten
en la noche
y sus labios se funden
con los míos.
Ella me brinda sueños
ella me brinda una alborada
descansa sobre mi pecho
solitarios en la playa.
En su silueta hay un misterio:
que invade mi sombra
que invade mi sombra
que invade mi sombra,
en sus ojos se guarda el infinito
y en su piel la calma.
Ella en ocasiones
se vuelve un enigma;
en ocasiones soltando las bestias
o en otras soltando las ninfas
donde el sol vigila las puertas
del recinto divino
del paraíso
del Valhalla,
donde uno sucumbe al amor.
Ella es muda de caricias
así como la flor.
Ella enamorada
es tan dulce y precoz.
Ella desabrochando mis manos
es la serenidad y el temor.
Ella mordiendo mis labios
es la sinfonía de un perdón.
Ella conociendo mis secretos
es el mar que envuelve mi alma
y mi corazón.
- Autor: David Pech (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2024 a las 21:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Antonio Pais, Sergio Alejandro Cortéz, Augusto Fleid, EXO, Mauro Enrique Lopez Z.
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