Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Compensación inigualable: inteligencia
para certificar el acierto próximo y así ya
obtener la satisfacción siempre tan deseada
El ansia esforzada trabaja las duras gemas
hasta hacerlas briyar como yuvia o estreyas,
pero bastante pronto las tendré que entregar
quizás. Todavía pendiente está la decisión
final, pues aquí atrás mi única luz se bifurca
mientras mi mirada busca capturar una visión
absoluta, y mi amada alma su palabra oscura
silentemente, tranquila, me susurra: es verdad
esa sombra en la última roca, bendita realidad
que tú configuras sin parar para pensar ni nada
-Sí, yo soy la mera semiya que, a eya hincada,
superviviente esencia divina, espera paciente
una ráfaga fría, un raudal puro, la yamarada
que prenda el fulgente flujo de la infinita fuente,
mientras sedienta la trepa cierta eterna serpiente
- Autor: Romey ( Offline)
- Publicado: 16 de octubre de 2024 a las 07:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Augusto Fleid, Miguel Ángel Miguélez, Josué Gutiérrez Jaldin, WandaAngel, Mauro Enrique Lopez Z., Sergio Alejandro Cortéz
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