ELLA

Ella lo amaba; él amaba perderse en placeres carnales con otra.

En la vida, se actúa como en un círculo vicioso; cuando amas no te aman y cuando te aman amas a otra persona, o la ignoras.

Ella daba todo por él, pero por las noches dormía sola; no tenía quien le caliente en el frío la piel.

Él, en compañía de aquella dama, disfrutaba ser infiel, perdiéndose en cada copa de whisky una tras otra.

Ella lloraba y rogaba; humillada se arrastraba para mendigar caricias, indiferencia padecía.

Él al salir del trabajo en la cama de algún motel barato se refugiaba; no había prisa.

Ella para no perderle se tragaba cada sorbo amargo de su condición; ilusamente se encaprichaba.

Él no llegaba a casa a la hora indicada, con una sonrisa cínica, inventando historias y excusas baratas.

Ella preparaba la cena con el alma rota, buscando agradarle con su comida favorita.

Él todas las tardes salía, tomándose de la mano con esa compañera de trabajo, con aquella señorita.

Ella, arreglada con el pelo suelto, bien bañada y perfumada, sentada mirando por la ventana, esperando su llegada.

Él pasaba por la puerta de la casa, apenas saludando, ni una sola mirada, ni una sola palabra a esa mujer herida y desdichada.

Ella, siempre complaciente, paciente, sentada en la mesa para compartir con él la cena.

Él ya no quiere nada, toma un vaso de agua, y deja sola a esa mujer a quien una vez le juró amor incondicional en las buenas y en las malas.

¡Ella, triste, resiste, soportando todo, creyendo que la pesadilla terminará pronto y se acuesta a dormir!

Él se duerme al lado de ella; ya no la toca, ni un beso en la boca; ya no tiene porque fingir.

Ella piensa antes de en sus sueños sucumbir: "¡Te jura amor, te promete una vida sin traición, te endulza los oídos con palabras tiernas que luego se convierten en decepción!".

Él oye una voz en su interior que le dice "No ames si no cumplirás tu misión; será mejor que cambies, sus lágrimas no derrames; no merece tu desprecio, ella es tu prioridad, pero lo convertiste en una opción".