Con una guitarra

rosi12

Francisco, no conocía más que las tierras, que estaban a su alrededor. Pero como todo joven soñador, empezó hacer juegos de palabras, rimas y acompañado de su guitarra, se hizo payador. Cuando lo conocimos, nos dijo que había intervenido en certámenes y había ganado trofeos. Dudo, que alguien se pueda ganar la vida como payador. Sin embargo, se veía que lo disfrutaba mucho. Además era peón de campo y cuando venía un grupo de turistas, citadinos, el baqueano lo invitaba a que lo acompañase, yendo el detrás de los expedicionarios.Algunos, se detenían a ver flores y árboles autóctonos. El baqueano, creo que tenía una energía especial, por como vestía y su mirada profunda, había algo de chamán. La excursión consistía en subir la sierra, y desde allá arriba, contemplar la luna llena y hacer un fogón. Erraron, en el cálculo de la luna llena, mas fue ventajoso, al ver el cielo oscuro poblado de estrellas, se veía claramente la vía láctea y sus constelaciones, también el pasaje de aviones. Primeramente esperaba, ansiosa el avistamiento de una estrella fugaz y pedír los tres deseos, no ocurrió, por más que estuvimos un buen rato en la cima.Se apreciaban a lo lejos, las luces de los pueblos, y las grandes embarcaciones en el mar. Fue una noche mágica, compartir con un grupo tan heterógeneo como encantador. Francisco, al lado del fogón hizo las delicias de los presentes, con sus payadas. En el llano seguiría con su diario vivir de peón de campo, que no sabe de huelgas o reinvindicaciones. Jornadas donde, se levanta antes del alba y se hace un alto para comer o descansar. Seguramente, en sus horas muertas, empezó a jugar con las palabras y ponerle música..Los citadinos altamente agradecidos.Y Francisco también, porque este contacto lo haría ampliar su mundo, al conocer otras gentes. Fue recíproco el goce, a los de la ciudad, nos pondría en contacto con la naturaleza que casi tenemos olvidada.

(rosi12)

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