En el vasto cosmos de la fe, un profeta se alza,
con la fuerza de un diamante, su misión no se retrasa,
Es el profeta Ezequiel, mensajero, con el espíritu enlazado,
predica a corazones duros, por el divino mandato.
Con frente inquebrantable, como el pedernal más duro,
enfrenta a los tercos, con un coraje puro.
"No temas a sus rostros", le susurra la divinidad,
"tu resolución es fuerte, como la eternidad".
Por desiertos y llanuras, lleva su palabra sagrada,
la mano de lo Alto, su camino iluminada.
Una semana en silencio, el mensaje contemplando,
hasta que el espíritu, en él, va resonando.
Listo está para hablar, con la verdad por estandarte,
su voz, eco del cielo, que en la tierra quiere expandirse.
Ezequiel, el profeta, con el espíritu fusionado,
en su misión persevera, por el amor divino guiado.
Así, en versos se cuenta, la historia de antigua memoria,
De Ezequiel un hombre y su fe, en su lucha por la gloria.
Un relato de valentía, en el sendero de la vida,
donde cada paso es firme, y cada palabra, decidida.
Que su historia nos inspire, en nuestros propios desafíos,
a ser fuertes y valientes, en los días más sombríos.
Como Ezequiel, enfrentemos, lo que el destino nos depare,
con un espíritu indomable, que en la adversidad no pare.
- Autor: Yeshuapoemario ( Offline)
- Publicado: 20 de octubre de 2024 a las 03:42
- Comentario del autor sobre el poema: La casa de Israel se negará a escucharte (Ezeq. 3:7). El espíritu de Dios le dio a Ezequiel las fuerzas que necesitaba para cumplir con la misión de predicar a los judíos “de cabeza dura y tercos de corazón” de su territorio. Jehová le dijo: “He hecho tu rostro tan duro como sus rostros y tu frente tan dura como sus frentes. He hecho tu frente como un diamante, más dura que el pedernal. No les tengas miedo, y que sus rostros no te aterroricen” (Ezeq. 3:8, 9). Es como si Jehová le hubiera dicho: “No dejes que su terquedad te desanime. Yo haré que seas fuerte”. A partir de entonces, el espíritu de Dios llevó a Ezequiel por el territorio donde tenía que predicar. Él escribió: “La mano de Jehová era fuerte sobre mí”. Al profeta le tomó una semana asimilar el mensaje que tenía que anunciar (Ezeq. 3:14, 15). Luego, Jehová le dijo que fuera a una llanura, donde el espíritu entró en él (Ezeq. 3:23, 24). Ezequiel ya estaba listo para empezar a predicar. w22.11 4, 5 párrs. 8, 9.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Augusto Fleid, Antonio Pais, Mauro Enrique Lopez Z., Josué Gutiérrez Jaldin
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