Llegué a ti una tarde llevando mi ofrenda de amor,
esperé más de un año para poder contemplarte,
no sabía yo de ti y mi corazón estaba lleno de dolor,
por no tenerte a mi lado y viviendo solo para amarte.
Recuerdas aquella tarde que, al cruzar nuestra mirada,
te di un beso en tu mejilla y no quise decirte nada,
me quedé mirándote, te sentí muy enamorada,
tu corazón amaba, pero tu permaneciste callada.
Tú quisiste ir a tu hogar tomando otro camino,
me miraste desde lo lejos y desde lejos te miré,
mis ojos se nublaron y llego mi llanto repentino,
te marchaste tú de mí, yo muy triste me retiré.
Aunque te dije: - te amo – muy bajito al oído,
otra tarde más me tuviste a tus pies rendido,
mi amor era para ti, pero me diste tu olvido,
yo me quede sin ti pues ya tú habías partido,
Tú ya no querías saber nada y ahora te confieso,
pues queriendo alegrarte, te robe una sonrisa,
pero al mirarte en verdad, quise yo darte un beso,
pero te apartaste de mí y te fuiste muy de prisa.
Me dijiste – por favor, no me vuelvas a buscar,
la gente puede pensar que hay algo entre los dos,
deja el tiempo pasar, que quizás te llegue a amar,
pero hoy no por favor, apártate de mis ojos.
A solas fui caminando llevando todo mi dolor,
llego la noche y abracé pronto a mi almohada,
dejé descansar mi alma y pensaba en nuestro amor,
di alivio a mi pena, pues estaba cerca la alborada.
Hoy mi corazón de nuevo me ha preguntado por ti,
y callado me he quedado sin saber qué responder,
él te sigue aun amando y no puede vivir sin ti,
solo mi ofrenda de amor, hoy te he venido a ofrecer.
- Autor: Federico Mendo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de octubre de 2024 a las 22:54
- Categoría: Amor
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Marco Gutierrez Jaldin, Augusto Fleid, Mauro Enrique Lopez Z., Pilar Luna
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