Soneto II El vino y el tiempo

Eros Corzo Camacho

Quiero que sepas, amada mía, que diviso la frente de los montes, la copa de vino de tu cuerpo, siento un frío negro, porque los vientos helados le gritan a mi alma a medio morir.

 

Así nació nuestro amor, los vientos maquillan a los montes en relieves, y los relieves de tu rostro fueron maquillados por la fauna amazónica, y también el tiempo que da origen a esa misma copa de vino.

 

El agua desliza a la muerte con tu desnudez que hervía los helados manantiales, el lapso del día se embriaga, acortando su vida por alcoholismo, causada por la copa de vino de tu cuerpo.

 

¿Que si iba a vivir así de excesos? Yo lo prefiero, pisar uvas el resto de mi vida, filtrar la composición de las uvas, las noches en destilación y el sabor antiguo de tu piel producido por los siglos y siglos. Saquear por fuerza bruta la tierra de tu alma.

  

 

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