Lu se preguntaba: ¿Qué significaba la intimidad de uno mismo cuando todos querían ser visibles? ¿Es que el habitante tiene tanto dolor por el sistema social que le aplasta y quiere mostrar su presencia?
Se sentía extraño en esta ciudad de edificios de vidrios, mensajes de consumo, transito brutal, pero todos ensimismados en cualquier reflejo. A veces felices de identificarse con algún mensaje luminoso. Esta aparente transparencia de exponerse, de conectarse con los demás, al final del día se convertía en una intimidad cansada y solitaria.
Lu se sentía un extraño en una ciudad donde el poder de sí mismo estaba siendo devorado por el extraño estilo de vida, expuesto al cansancio y el olvido.
La reflexión y el sentido simple de la belleza de estar con uno mismo no eran más que palabras enlazadas al azar.
Ciudad
sus habitantes buscan las vitrinas
cada rostro es una fachada
un reflejo de luz
que atrae su mente desprovista.
Una maniquí desnuda
en el escaparate
es el silencio brutal
y su cuerpo la expresión
de un caos implacable
de la impavidez de los transeúntes.
La ciudad no escucha
cada sombra es prestada
la propia historia se ve en otros
pero es la mentira fantasmal
de un montículo de habitantes
sus migas
parecida a la esclavitud
atrae los pájaros de unos arboles
invitados a una cena solitaria.
El silencio
es el pecado mortal
de una sociedad hastiada
la existencia vacía
una copa de cristal
como un escaparate
en una orgia de la transparencia
cada uno
desnudo de si mismo
escondido del amor
un extraño del silencio.
- Autor: OscarCampos ( Offline)
- Publicado: 28 de octubre de 2024 a las 17:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, JAGC, Texi, Soponcio, Sergio Alejandro Cortéz, Mauro Enrique Lopez Z.
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