La imaginación se precipitó
por unas cascadas dulcificadas,
unas, de un verdor atemperadas…
Con su sedosidad me deleitó.
Y…elevada con su amor, el pálpito,
me confió aquellas noches desarmadas,
aquellas que arrinconó encandiladas,
tal cual fuere cometido un delito.
Por ello, abandoné toda razón
y le grité al viento ¡ternura alegre,
la magia de cualquier adoración!
Hasta derramar completa mi sangre,
me entrego a la poesía, mi pasión.
- Autor: Cora_poe ( Offline)
- Publicado: 29 de octubre de 2024 a las 08:53
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Marco Gutierrez Jaldin, Antonio Pais, JAGC, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, Classman, El Hombre de la Rosa
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