Novela Corta: La Carta del Adiós
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez
Seudónimo: EMYZAG
Comenzada: 26 - 31 de octubre de 2024…
Publicada: 31 de octubre de 2024…
Terminada: 31 de octubre de 2024…
Editada: 31 de octubre de 2024…
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Mi #194 novelas cortas hasta el año 2024…
7072 Palabras 10 Páginas
~ * ~Sinopsis:
~ * ~Amira y Jamil son árabes y ella recibe la última carta del adiós de Jamil…Amira muere de la emoción al leer ¨la carta del adiós¨ y Jamil se suicida luego de morir Amira…
Sucesos:
- Las cartas que recibe Amira de parte de Jamil, descripción…
- ¿Dónde está Jamil? si está en una cárcel o en el militarismo...
- ¿Por qué Jamil no se presenta ante Amira?
- Jamil esconde un lado oscuro…
- Amira se siente desolada, abatida y triste…porque no llegan más las cartas de Jamil…
- Amira va al correo y no halla más que cartas para otros árabes menos para ella…
- ¿Cuánto tiempo transcurre desde la carta más reciente que envía Jamil a Amira?, Jamil le escribe su última carta, sí, la carta del adiós…
- ¿Qué hace Jamil con la carta que escribe?...
- Amira recibe la última carta de Jamil y ¿qué hace Amira con la noticia en la carta del adiós?...
- Se suicida Amira o va en busca de Jamil…
Amira es una joven árabe que se enamoró perdidamente de Jamil. Jamil es un joven árabe que decide ser militar que va en busca de su sueño y es conocer los secretos íntimos del militarismo. Amira queda en el país recibiendo cartas de Jamil. Si las cartas de Jamil son cartas llenas de amor, de pasión, de vehemencia, de calor humano y éste le expresa que volverá algún día. Amira se ve en la encrucijada de recoger cartas en el correo y son cartas destinadas a Amira y que el remitente es Jamil, un joven enamorado de Amira que tiene la obligación de marcharse a realizar actos de militarismo muy lejos y lejos de la ciudad. Las cartas que recibe Amira son cartas llenas de amor y de una pasión indeleble que se siente en el corazón y en el pensamiento, sólo extrañando a Jamil desde lejos. La vida de Amira se entreteje en una telaraña fría e inestable donde se cuece el alma y el corazón amando aún más. Amira recibe esas cartas de amor por el amor de Jamil que se fue lejos de la vida de Amira por encomiendas de la vida y del militarismo a que se dedica el joven árabe. Amira es una joven árabe que quiere amar por siempre al militar llamado Jamil. Jamil queda a la deriva en un país donde la guerra es el triunfo de otro país. Jamil extraña a la ciudad, pero, en el afán de amar queda Jamil amando sin apuros a Amira. Amira recibe las cartas en el correo de la ciudad donde las cartas van, vienen y que el amor queda en el recelo de la vida y de la existencia. Amira cree en el afán de obtener en la vida una sola condescendencia autónoma de creer en el alma a ciegas por recibir esas cartas de amor que le llenan hasta el alma de luz. Las cartas son de amor y de ilusión desde que el alma de Jamil quedó con el alma de Amira en el corazón. Jamil se marcha lejos de la ciudad dejando un amor, una pasión, una vehemencia connatural cuando ama hasta más que a su vida a Amira. Amira siente en su corazón un amor como nunca antes había tenido y el amor para Amira quedó para siempre muy marcado, grabado e indeleblemente en su corazón. La vida para Amira queda a la vanguardia en poder recibir esas cartas desde el correo, desde el país continuo y de la mano de Jamil. Las cartas son escritas a mano y la letra de Jamil comienza a despilfarrar sensualidad, seducción y amor en placeres extremos solamente en esas letras escritas en esas cartas recibidas por Amira. Amira recibe esas cartas llenas de aliento, de amor y de buenas compasiones. A Amira es cuando al alma llega la luz y llega el amor al corazón. Las cartas de Amira son descriptivas y llenas de amores inconclusos, pasionales y vehemencias subrepticias. Las cartas para Amira son descriptivamente amorosas y muy cálidas en amores sin poder concluir. Amira y Jamil escriben cartas desde lejos sucumbiendo en un cálido trance perfecto desde la lejanía y desde su propio corazón amando como nunca. Amira y las cartas de Jamil son unas cartas de pasión, de regreso y en volver hacia la dimensión de un corazón que lo ama como es el corazón de Amira. Las cartas para Amira del joven militar Jamil son cartas bonitas, llenas de amor, de pasión y de cálido amor que le llena el corazón a Amira de pasión. Las cartas para Amira llegan al correo escritas en idioma árabe, un lenguaje inusual para Occidente, pero, normal para Oriente. Las cartas para Amira son cartas descriptivamente amorosas hilvanando con hilos de amor al corazón, zozobrando en el corazón todo un amor lleno de emoción y al filo del corazón una coraza llena de ilusión para poder demostrar que todo se puede en nombre del amor. La vida para Amira se siente inestable, insípida, pero, muy contenta y llena de felicidad por recibir esas cartas de amor por el amor de un hombre llamado Jamil. Amira llena de amor a su corazón cada vez que lee las cartas de amor destinadas para ella exclusivamente cuando en el ademán frío se siente como desapercibido el momento cada vez que le llegan las cartas. Ella se dispone a leer las cartas de amor y está llena de pasión. Amira responde a esas cartas de amor con el mismo ímpetu de creer que la vida se manifiesta recíprocamente con el mismo amor.
Y, ¿dónde está Jamil? si está en la cárcel o en el militarismo. Jamil siente en su corazón ocultar en subrepticio dolor lo que acontece y hasta lo que permite escribir esas cartas de amor a Amira. Amira se enfrasca en la idea de que la vida le da la oportunidad de amar, pero, el hombre que ella ama y que es llamado Jamil es un hombre ocupado y es un militar, el cual, no se sabe su paradero en la ciudad continua donde ella reside y recibe las cartas de amor de parte de Jamil. Amira se deleita leyendo cartas de amor por parte de Jamil difundiendo todo el calor, la pasión, el recelo de vida y la vehemencia en una sola carta de amor y de pasión con letra en el idioma árabe que ella muy bien entiende. Amira siente en su recóndito corazón saber ¿dónde está Jamil? si en el militarismo o será desde una cárcel porque el matasellos de las cartas provienen de una cárcel, pero, aunque él es militar no se sabe a ciencia cierta de dónde provienen las cartas. La vida de Jamil queda encerrada y misteriosamente con una vida sin ser descubierta. Jamil, sin poder creer que Amira ha descubierto de dónde provienen esas cartas, cree que Amira no se da cuenta porque, aún Amira le escribe las cartas en destinatario hacia Jamil. La vida de Jamil está abatidamente encerrada en claustrofobia en una cárcel para práctica del militarismo porque la guerra lo requiere así, pero, Jamil no lo explica en las cartas a Amira. Jamil continúa escribiendo un ademán frío escrito y penitentemente imborrable en esas cartas llenas de amor hacia Amira. La vida para Amira no calma en redención la existencia de esas cartas y las guarda con recelo en un cofre cerrado con llave con un cerrojo que nadie puede abrir. Ella guarda la llave como un dix en su cuello y va con ella hacia donde vaya. La vida para Amira queda al unísono junto a la vida de Jamil cuando recibe las cartas y, aunque ella sabe que provienen de una cárcel no se atreve a indagar acerca de donde está Jamil. Jamil oculta la verdad más fría, más indeleble, más suspicaz, perniciosa y en un juego pertinaz se debate entre continuar escribiendo cartas o expresar dónde se halla Jamil realmente. Jamil no desea expresar dónde se encuentra su estado físico, no se lo permite porque se ejercita, se prepara con técnicas y tácticas del militarismo hacia la guerra donde se dirige Jamil. Jamil cree que Amira no sabe y sin saber dónde está se cuece el alma de espantos cuando decide hablar y expresar sus sentimientos amorosos a un compañero, pero, éste en su locura por el militarismo no le da buenas vibras a Jamil de ese amor que posee en otra ciudad. Amira sucumbe y zozobra la idea de que el matasellos de la carta está erróneo o equivocadamente mal destinado hacia ella, pero, aunque, siempre han sido del mismo matasellos nunca se dio cuenta hasta la más reciente carta. La vida comienza a discernir y a prepararse para intensificar la osadía, la catapulta y la cúspide en poder llegar hacia un destino favorable queriendo saber, ¿dónde Jamil está? La vida de Jamil posee una vehemencia, una pasión y un recelo de vida cuando escribe con amor en las cartas pre-dirigidas hacia Amira. La vida de Jamil encierra un lado oscuro que nadie sabe y prefiere callar lo que ya Amira sabe, pero, ella cree lo peor porque ella no sabe nada del militarismo. Jamil se va preparando con tácticas, técnicas y suspicacias, por las cuales, se debe a que la vida sumerge la preparación de un militar hacia un cruel instante en que se cuece la única verdad que Jamil se halla dentro de una cárcel. Amira lo descubre todo con el matasellos de esas preciosas, lindas y bellas cartas de amor que son dirigidas pre-destinatariamente hacia Amira, la muchacha árabe que queda en la ciudad porque su novio se fue a la guerra a guerrear una guerra, por la cual, defiende honor, patria y libertad.
Jamil no se presenta ante Amira porque se halla en una cárcel. Una cárcel pre-destinada a combatir y a preparar a militares para la guerra. La vida de Jamil se cuece en un venidero instante cuando queda a la deriva y cansado por tanta preparación, pero, no cansado para escribir una carta más a Amira. El tiempo transcurre y lo que ocurre es que ésta carta se extravía y queda a la deriva como un náufrago perdido en medio de la mar. La carta va de rumbo, pero, tarda en llegar a su destino que es al correo árabe donde Amira recoge las cartas. El matasellos del correo dice una fecha y en el día de hoy que recoge a la carta han transcurrido dos semanas desde que la escribió, la envió a su destino y dirigida a Amira. Jamil decide que la carta extraviada fue enviada y recibida por la destinataria Amira desde el correo. Jamil no se presenta ante Amira porque es tan natural que la mujer árabe Amira no se presente socialmente con un hombre hasta que se contrae matrimonio. Amira cree que el destino y la fuerza en la esperanza se cuece de espantos nocturnos cuando recibe las cartas de amor de su amado amor Jamil. Amira es la fuerza, el amor y la pasión vehemente en querer amar a Jamil aunque sea en cartas dirigidas y destinadas hacia ella. Amira ama indecorosamente a Jamil y Jamil ama a Amira deseando volver pronto para poder casarse con ella, pero, el destino encrudece y enfrasca la vida en un tiempo inestable e insípido cuando sólo se ama tanto Jamil como Amira por correo y por cartas destinadas a cada quien. La vida de Jamil corre en ocultar un secreto inestable, insípido, incoloro y muy celoso de la vida, del tiempo, del corazón amando y de la aventura inestable que forja un sólo camino en un destino forzoso. La vida de Jamil corre como la verdad innata y como la pureza original del amor puro, ingenuo e inocente. Amira lo sabe, lo espera con vehemencia sin funesto corazón y sin dolor en el alma. Amira cree que Jamil está en una zona de militar, pero, en realidad está en la cárcel, una cárcel indefinida, perfecta para la práctica y eficaz para las técnicas, tácticas y prácticas del militarismo. Jamil cruza los estándares del militarismo, sólo, ocultando su fría verdad que vive en una cárcel con perfeccionar sus prácticas militares deseando regresar a casa, a la ciudad, vivir y casarse con Amira. La cárcel para Jamil es como reflejar su alma en el espejo, un espejo sin ser roto, aún, cuando el militarismo le ha ofrecido grandes beneficios incluyendo conocer varios secretos internos. La guerra para Jamil era como un grano de arena ante tanto mar abierto. Y, la vida para Jamil era honra, honor y libertad, pero, el momento y el mundo le impide defender su honra, honor y libertad deseando abrir con brechas a todo el mundo con ilusión y con un corazón que sabe amar. Jamil se enfrasca en la idea de creer que su forma de amar por escribir cartas de amor a Amira se encierra en un ademán tan frío como sentir la locura en cada recelo de vida, pero, el amor es como es. Jamil cuenta la historia de que su amor queda escrito en cartas de amor, de pasión y de vehemencia sin ser subrepticias caricias las que se otorgan en palabras bonitas por cartas. Jamil y sus cartas de amor prosiguen el amor, la pasión y la vehemencia manteniendo una correspondencia mutua y con un amor recíproco entre Jamil y Amira. Jamil escribe las cartas llenas de pasión queriendo regresar junto a Amira, pero, algo le detiene en su andar y es que el amor no ha dejado la señal de amar bajo el nombre del amor ni de la pasión a cuestas de la sola razón inerte, pero, muy fructífera dado que sea todo por el amor verdadero. Las cartas de amor de Jamil y Amira son extremadamente necesarias para el amor y la pasión entre Jamil y Amira. Y desnudando el amor entre dos seres que por cartas mantienen su amor es que el delirio delirante se siente y se percibe en el mismo corazón.
Jamil precede un lado oscuro irrumpiendo en cada suspiro del alma un sólo lado oscuro en esa cárcel. Jamil posee uno de los lados más oscuros de toda la noche cuando la oscuridad intercede en el ademán frío de sus manos queriendo derribar toda oscuridad con la luz del alma y del amor de Amira. El corazón de Jamil precede a un instante tan oscuro como es la noche a oscuras, en tinieblas y con una bruma descendente. La vida de Jamil cree que el alma no posee luz dentro de sí como el mismo tormento que planta bandera para que su lado oscuro permanezca o se retire lejos de su mundo. La vida de Jamil corre un gran sacrificio cuando el tormento y la vida corre ser como la oscura noche ocultando verdades que trascienden hacia una carta que precede a un último adiós entre cartas para Amira. La vida de Jamil corroe como roe la vida cuando perpetra la vida, la osadía y la forma de ver al cielo de negro color y de lempo instante cuando un lampo realiza un reflejo en el mismo cielo. Jamil y la oscura noche ocultan verdades como la bruma espesa sobre todo un mar en medio del océano. La vida marca trascendencia cuando Jamil escribe con su lado oscuro auscultando la ingrata verdad que no podrá salir de esa cárcel donde realiza las prácticas con tácticas, técnicas para la guerra y que quizás nunca regresará a la ciudad a reencontrarse con Amira. Jamil cree que la cárcel es la cárcel y que en la prisión nadie se puede zafar de ella. Jamil es como un militar casi adiestrado en el militarismo cuando la verdad quedó como el imborrable ademán frío de creer en el alma álgida de dar una sola solución. Si en el alma de Jamil se aferra a un frío desconcierto cuando en el alma y en la cadencia se aferró al delirio frío. Jamil esconde un lado oscuro después de todo este tiempo preso, acuartelado en prácticas, técnicas y tácticas de un militarismo que cerca un círculo vicioso en hacer valer el honor, la honra y la libertad de una ciudad, pero, en el alma no desea más que el tiempo en decadencias autónomas de creer en el alma a ciegas de una mentira o de un eficaz tormento. El lado oscuro de Jamil queda siempre a la deriva si no lo expresa en cartas que transcurren por el correo hasta llegar a la destinataria llamada Amira, la mujer árabe que está enamorada de Jamil. Jamil queda como el instante en que el alma queda como el desastre de caer sobre un precipicio abismal siendo el precipicio más tenebroso y más horroroso de los que sueltan al vacío el cuerpo cayendo sobre el abismo más cruel. Jamil desnudando el cálido desenlace del lado oscuro queda la vida como un vacío en un abismo intransigente de esos que quedan como un desierto frío. Si Jamil en el vacío se obtiene la sensación de vértigo al caer en un precipicio vacío, así es que cae en el alma una sola fría verdad. Jamil, en el alma, queda como el desierto frío sucumbiendo y zozobrando en un vacío inerte e inherente de un cruel instinto del alma por escribir cartas de amor a Amira. Si Jamil y su lado oscuro le presenta una psicosis, una claustrofobia, y una ceguera de la oscuridad de un encierro en una cárcel donde el rumbo y el mundo se parten en dos como si fuera un abismo o un precipicio por donde desea caer el cuerpo. El lado oscuro de Jamil encierra el deseo, la calma en subir y bajar por unas escaleras, las cuales, se aferran a la triste idea de ver en el cielo una sola idea mala. Y es el lampo o el relámpago de un rayo, por el cual, cuando se aferra a la idea se forja una sola mala insistencia de ver al cielo como un sólo reflejo entre el alma y el fuego devorador de una pasión escrita en papel y tinta en las cartas de amor de Jamil y Amira. Y Jamil destrozando a la vida y a la herida de creer en el alma con una sola luz en el comienzo de dar una sola idea entre él y su lado oscuro. Jamil no se atreve a identificar y a petrificar que está encerrado en una cárcel por escribir a su único amor Amira.
Mientras, Jamil con su lado oscuro ya no desea ni quiere escribir más cartas a Amira por temor a ser descubierto que se halla encerrado en una prisión para las prácticas del militarismo, con técnicas y tácticas que lo van llevando hacia un buen y excelente destino. Cuando, Amira se siente desolada, abatida, triste y todo porque no llegan más las cartas de Jamil en el correo árabe. La vida muere de amor, se petrifica de temor y de horror porque Amira no recibe más las cartas de amor de Jamil. Amira se aferra al deseo inocuo sin ser dañino en el corazón esperando a que el tiempo dicte lo que eminentemente se ve llegar en el alma de Amira, una mujer árabe que lee las cartas de amor de su amor y que espera su regreso pronto a que vuelva y se case con ella porque una mujer árabe no se debe de ver públicamente con un hombre sino es su esposo y así lo hace constatar Amira. Amira subleva un funesto instante cuando se torna exasperante el momento que no recibe más las cartas escritas por su amor. La vida de Amira se refleja en un ir y venir como un reflejo en el espejo por ir y buscar las cartas al correo, pero, no encuentra ni halla esperanza alguna de creer que su mundo cambiará en un segundo por recibir una carta más de Jamil. La vida de Amira queda abatida y muy recelosa cuando el alma y el corazón mueren de pena por el funesto instante que no recibe las cartas de amor por parte de Jamil. La vida corre como corre el tiempo, pero, la vida cambia como cambia el mundo cuando transcurre el momento más triste por no recibir las cartas de amor que recibía de Jamil. Amira se siente abatida, insípida, triste y sin compasión porque no recibe las cartas que antes recibía del remitente Jamil. Amira percibe que no recibirá más las cartas que recibe de Jamil cuando en el suceso que ocurre desde que Jamil oculta su lado oscuro que quizás pertenezca para siempre a una prisión porque la guerra es infinita e interminable. La vida de Jamil se aferra a no escribir más las cartas de amor para Amira. Jamil desconcertado, pero, muy certero en el afán de no escribir más las cartas de amor dirigidas y destinadas hacia Amira. La vida para Jamil corre ser una vida de militarismo, de prácticas, técnicas y tácticas, por las cuales, se aferra en defender a su patria con honra, honor y libertad, pero, la guerra parece que es infinita e interminable en su afán de pelear la vida, la esencia, la virtud y el honor de las personas y ciudadanos de esa ciudad en particular. El distanciamiento de Jamil corre como un ave que vuela lejos del nido dejando saber que la vida petrifica la forma y la manera de querer volar lejos, pero, el nido queda abandonado e incierto y sin ser certero queda a la deriva. El nido de Jamil es la vida de Amira y voló lejos buscando el amor de Amira. Jamil es un joven árabe que desea casarse con Amira, pero, el destino irrumpe en un tiempo nefasto cuando el alma encierra y enfrasca todo temor de ser presa, ser devorada por la guerra y es la vida de Jamil que queda adherida a esa terrible y cruel guerra. Jamil no escribe más las cartas cuando su alma y su corazón debaten una ira sin precedente y es que el amor ha opacado la vida, la esencia y más la perfección de amar cuando corre ser como un ademán frío, espeluznante y estrepitosamente inalterado como ser presa de una guerra insolvente. La vida cree que Jamil se aferra al destino friolero y con tanto desastre que se siente como un ave sin cría dejando el acervo sin destino, sin heredero y sin futuro alguno. El militar Jamil se aferra a la vida, pero, la vida lo deja ambigüo y tan continuo como un dolor en el alma. Amira se siente triste, abatida, insípida, muy dolida e inestable porque no recibe las cartas de Jamil en el correo árabe donde siempre recibe las cartas de amor dejando inerte al corazón, al alma y a la razón sucumbiendo y zozobrando en el tiempo por amar con amor.
Amira decide en una tarde ir al correo como todas las tardes a recibir las cartas de amor de Jamil, pero, ésta vez no hay carta para Amira de Jamil. Amira se siente funesta, delicada y atormentada porque no recibe las cartas de su amor Jamil. Jamil no le responde más en cartas llenas de amor porque Jamil no le escribe por temor quizás a que ella pueda saber que se halla prisionero y practicando técnicas y tácticas de un militar dentro de una cárcel y que quizás no regrese por mucho tiempo. La vida de Jamil corre en deseo cuando una lágrima provoca en el alma de Amira por no escribirle a ella las cartas más llenas de pasión y vehemencia. Jamil libera toxinas y poros ejercitando su cuerpo en las prácticas militares donde yace acuartelado en una cárcel en la ciudad continua para presentar una guerra donde el honor, la honra y la libertad juegan un papel importante en la conducta humana. La guerra para Jamil es una era devastada, de dolor, preocupación y es una práctica indecorosamente llena de pena y de sufrimiento. Amira en una tarde va de regreso a buscar las cartas en el correo de Jamil y nota que el silencio le atormenta más que la vida misma cuando sabe que no recibirá más cartas de parte de su amor Jamil y que será devastada por el silencio, por la vida y por la insistente caricia que Amira sentía al recibir esas cartas llenas de pasión para poder sentir la felicidad en su corazón. Amira cree que la vida le ha jugado un mal porvenir cuando siente que la vida atormenta como recibir esas cartas que tanto le hacían vivir la vida. La esperanza de Amira cree que algún día volverá a recibir las cartas de amor de Jamil, pero, sólo, queda la espera en el correo por ver llegar a las cartas de Jamil. Y, Amira responde con devorar la esencia, la presencia y la virtud de una mujer en espera de un hombre que le escribe cartas de amor a través del correo. Amira logra ir al correo en esa tarde para recoger sus cartas de amor del remitente Jamil para saber si volverá algún día, pero, la situación la lleva y la eleva hacia un cajón lleno de cartas, pero, ninguna para ella. La vida de Amira recoge un instante de sufrimiento, de pena, de dolor y de triste convenio cuando en el trance de la verdad se cuece de tiempo y de un amor tan clandestino como el amor propio de Amira y Jamil. Jamil siente en su vida y en trance de dolor no poder escribir a su amor Amira. Amira cree que la vida no es intensa con el calor de esas cartas que ella recibía cuando Jamil le escribía. La vida es incierta para Amira y queda a la deriva en buscar esas cartas en el correo y queda el cajón vacío por tantas cartas recogidas y destinadas para los árabes. Amira mira indecorosamente a todo su alrededor y sabe una cosa que es, que no hay ni existe carta alguna para ella. Amira mira a su alrededor y no siente más que dolor, sufrimiento por ver que todos los árabes recogen sus cartas quedando con las manos vacías. El sufrimiento de Amira la lleva hacia un destino cruel sucumbiendo y zozobrando en un tiempo en que caduca el tiempo por amarrar el alma del corazón por querer tener cartas de amor de Jamil en sus manos. Amira mira a su alrededor y no ve más que el dulce amanecer, al otro día, después de buscar aquella tarde las cartas en el correo. Amira mira todo a su alrededor cuando halla que la vida y el destino se unen para contemplar que la vida le regala un nuevo destino por querer mantener la comunicación con su amor Jamil. Amira mira a su alrededor como queriendo derribar todo de una vez y por todo. Y, Amira queda como sucumbiendo o torturando a una vida demasiado inerte y con un sólo sufrimiento de pena y dolores muertos. Amira mira otra vez a su alrededor esperando esperar que pueda recibir las cartas llenas de amor, de pasión, de vehemencia innata y de pureza claramente original.
El tiempo transcurre desde la carta más reciente que le escribe Jamil a Amira. Amira mira a su alrededor desnudando la vida y la conmísera mala atracción de creer que en el correo se extravían las cartas de envío desde la ciudad continua de entretejer la calma, la vida, el sufrimiento y la pena de ser como de costumbre un sólo hombre que ama a una mujer árabe llamada Amira. El tiempo transcurre como un indeleble mal tiempo, y ya han pasado más de dos años desde que Amira no recibe más cartas de Jamil. Jamil se siente como saber que la pena y el sufrimiento de Amira que mira hacia el destino frío y sabe que la vida es indecorosa como nefasta es ese mal tiempo en que no ha recibido ni una carta de él. Amira mira a su alrededor y aún siente que el correo se devasta extraviando cartas que envía Jamil a Amira. Amira seducida por aquellas cartas que recibía, quedó con el calor y la caricia innata de Jamil en esas cartas llenas de amor para ella. Jamil quedó con el alma destrozada por no poder seguir escribiendo sus cartas y sin poder avisar a Amira que no podrá escribir más cartas de amor para ella porque su lado oscuro es pertenecer a una cárcel donde la práctica con técnicas y tácticas se intensifican para dar rienda suelta a la vida, a la guerra y a la virtud llena realidad mundial cuando el honor, la honra y la libertad están de la mano de Dios y de una guerra perdida. Amira es ingrato en el temor y en el horror de atraer en la vida una conmísera vida cuando en la vida de la joven árabe se llena de terror cuando las cartas que recibía ya no las recibe ni en el cajón del correo hay ni existe cartas para ella. Amira, en el alma y en el suburbio de su corazón, quedó como un derrumbe total y en su corazón tristeza de un sólo gran latido. Y era Jamil quien ya no escribía las cartas de amor a Amira, pero, ¿por qué Jamil ya no escribe las cartas de amor a Amira? Jamil y su lado oscuro se ennegreció tanto y porque el destino sucumbió un trance directo e ineficaz de creer que Amira sabe de la pura e innata verdad que le adentra desde su más recóndito corazón que estará en una cárcel por siempre, desde que el destino sucumbe y zozobra en un delirio intransigente. Amira en el delirio delirante cree que Jamil corre con la mala suerte y que está acuartelado en una cárcel donde la verdad socorre al alma con la gran suerte de creer que el destino no se aferra a la idea de que ella pueda saber toda la verdad. El tiempo transcurre después de dos años desde la última carta que envía Jamil a Amira, la mujer árabe que él ama en verdad. Jamil cree que Amira sabe de la pura verdad y que al momento, aunque, ha recibido de sus cartas ella no ha recibido ni una sola carta de Jamil. Amira y Jamil se encierran en un delirio y tan delirante como poder ver la parte del amor que les queda en el instante en que el juego del alma y del amor compactan en el trance de la pura verdad. Jamil desea escribir a la vida y que sea verdaderamente real lo que desea escribir en su última carta a Amira. ¨La carta del adiós¨ se titula la última carta de Jamil para Amira. Jamil la escribe a Amira sintiendo en el alma una lágrima de dolor y le escribe la última carta ¨la carta del adiós¨. Jamil expresa todo desde un dolor y desde una perspectiva en decir un cruel y un triste adiós. Jamil decide escribir la última carta a Amira que se titula ¨la carta del adiós¨, después de dos años transcurridos desde la carta más reciente que envió. Jamil con temor abandonado y con una sola caricia, la del dolor por esa carta que escribe desde un punto de vista más claro y más evidente en poder creer que la vida es como es, con el dolor de una separación innata y tan original como el dolor que se siente desde que hace dos años no le escribe Jamil a Amira en la ciudad. La vida calma en redención, pero, en el lecho un dolor como el calor en el cuerpo.
Jamil le escribe la última carta titulada ¨la carta del adiós¨. Y Jamil expresa lo más indecoroso del momento, un triste adiós marcando la salida de esa cárcel donde se encontró en todo este tiempo. Jamil no desea que jamás lo pudiera saber Amira que estuvo en una cárcel donde las prácticas con tácticas y técnicas que sublevan a la idea para ser un mejor hombre y un mejor militar se cuece del alma de un instinto casi real cuando la práctica hace del hombre una certeza más real que la pura verdad. Jamil creció como hombre y aprendió de todo el militarismo deseando llegar libremente con el honor, la honra y la libertad entre sus manos a esa ciudad, pero, no, y todo porque la guerra ha de continuar. Y, ¿qué hace Jamil con esa carta, con ¨la carta del adiós¨ para Amira? Jamil deja la carta en el correo más cercano sin el matasellos de la cárcel, para que no pueda imaginar que está cerca su regreso hacia casa y a la ciudad árabe de donde ellos pertenecen, pero, Amira nunca se da cuenta que el matasellos no es de la cárcel donde Jamil práctica sus prácticas, tácticas y técnicas de la guerra. Y, ¿qué hace Jamil con esa carta, con ¨la carta del adiós¨ para Amira?, pues, es el maestro de la vida, de la escritura innata y tan original de las letras árabes que Amira después de ir tanto tiempo al correo a buscar cartas de Jamil, ésta vez decide echar la más reciente carta de ella para Jamil en el correo. Jamil echa la carta, sí, la última carta ¨la carta del adiós¨, en el correo dirigida y destinada a Amira. Jamil echa la carta lejos del correo de la cárcel. Jamil escribió en la carta un triste adiós al militarismo, a la guerra que no deja nada, y sí, a la vida, a la honra, a lo honesto y a la libertad de cada ser, de cada vida existente en el mundo, porque, sólo, pensó del quien va a la guerra es quién hace de la guerra muerte, dolor, pena y sufrimiento en cada vida que pasa en esa ciudad donde ya está devastada con tanta guerra destruyendo a la vida misma. Y Jamil pensó y escribió todo ésto en la última carta, sí, en ¨la carta del adiós¨. Jamil dice que pronto regresará a casa y a la ciudad donde nunca debió de salir, haberse casado con Amira y sobrevivir en el alma y en el corazón con una sola espera, con una sola esperanza de creer en el amor a toda costa que fue necesario salir de la ciudad a guerrear para comprender todo de una forma y de una manera más verdadera. Jamil comprendió todo después de casi tres años de práctica con tácticas y técnicas que le ayudaron a sobrevivir de tal forma en la milicia, en la zona de desastre y más en territorio ajeno. Jamil quiso que Amira lo comprendiera y que lo ayudara a olvidar todo, que en el momento se intensifica como un instante de amor, de encuentro y de sanación. Todo ésto le escribe Jamil a Amira en esa última carta con ¨la carta del adiós¨, pero, Amira después de dos años sin recibir cartas de Jamil dejó de ir al correo, pero, el correo fue a ella dejando una carta en el buzón de su hogar. Jamil corre a ser como el alma, como el corazón y latir fuertemente para sentirse más vivo que antes. La práctica con técnicas y tácticas hicieron de Jamil un hombre fuerte y corpulento, pero, la milicia quedó atrás dejando una fuerza en el alma y en el corazón una fortaleza grata e innata. Jamil espera a que Amira no se haya olvidado de él ni de su amor, por ocultar su lado oscuro que pertenecía a una cárcel donde la práctica, las técnicas y las tácticas eran la orden del día para el gran aprendizaje de Jamil en la milicia y en el militarismo creyendo que todo va bien, pero, en el trance de la verdad quedó todo como el juego de la vida sabiendo que la guerra es el mal incurable entre dos países o más enemistados. La guerra es lo peor y así lo comprendió Jamil después de casi tres años que a la fuerza aprendió y que regresaría a casa con su novia de siempre Amira y que todo volvería a la normalidad.
Y la carta, sí, la última carta, sí, ¨la carta del adiós¨, ha llegado a la ciudad donde reside Amira. La carta ha llegado al correo para que Amira la pueda leer. La vida de Amira se encrudece y se enfrasca en querer solventar el adiós, el único adiós que ha expresado desde hace más de dos años desde que recibe la carta más reciente de Jamil. Jamil cree que Amira no lo ama más y que se ha olvidado de él. Amira, la mujer árabe que recibía cartas de amor por parte de un militar llamado Jamil recibe la última carta, sí, ¨la carta del adiós¨ titulada así porque ha dejado al militarismo, a la milicia, a la guerra, al sufrimiento, a la pena y al dolor lejos de su vida porque le ha dicho adiós en una carta dejando de ser un militar y a la milicia devastando ciudades, países y personas. Jamil aprende algo y es que la vida cambia como cambia todo, todo y es la guerra que lo ha cambiado para un bien. La vida para Jamil ha decidido luchar por la vida, por el amor y la felicidad dejando atrás fuego clandestino de un arma poderosa que es utilizada para la guerra y más para realizar injusticias. La última carta, sí, ¨la carta del adiós¨ fue para Jamil la mejor carta que ha escrito en su vida porque trasciende en un delirio delirante la vida, el amor y la gran felicidad que embarga desde que le ha dicho adiós a la guerra. La vida atormenta como devasta la guerra y la guerra destruye como el amor edifica y así es que Jamil aprende a dejar la guerra, a ganar el honor, la honra y la libertad. Amira no sabe, aún, que le ha llegado la última carta al correo, sí, ¨la carta del adiós¨, pero, el correo va hacia ella y a su buzón, una carta destinada para Amira. Amira cree que nunca más va a recibir una carta de Jamil. Amira supone que Jamil se habrá olvidado de ella y que por eso no le escribe más cartas. Amira cree que Jamil se ha olvidado del amor, de las caricias que por letras, palabras se ofrecían por cartas con pasión, la vehemencia y el amor. Amira regresa a su hogar y observa que hay cartas en el buzón no como antes que ella las recogía en un cajón de cartas árabes en el correo, ésta vez el correo viene hacia ella dejando una carta en el buzón de su hogar. Amira cree que es cualquier carta, pero, ésta es la última carta, sí, ¨la carta del adiós¨ del remitente Jamil. Amira recoge todas las cartas del buzón, pero, aún, no se percata que tiene en sus manos la última carta, sí, ¨la carta del adiós¨. La carta del adiós está en el poder de Amira para volver a ser feliz y vivir toda una vida en la espera por el amor de Jamil. La vehemencia, la pasión y el amor en caricias sin ser subrepticias en cartas de amor crece la forma y la manera de ver, de observar que el amor sufre como la pasión venera hacia un inmenso y nuevo amor, es el amor de Jamil hacia Amira. Amira abre la última carta, sí, ¨la carta del adiós¨, se sienta en el sofá y lee tranquilamente la carta. La noticia de Jamil en la última carta, sí, ¨la carta del adiós¨ edifica, planifica y electriza la forma de esperar el amor de Jamil a que regrese a su hogar, a la ciudad y a la paz con el amor de Amira. Amira se emociona al leer la carta, fue tanta la emoción después de dos años sin leer una carta de Jamil. Jamil escribió la última carta para poder regresar expresando que el destino y el camino borra la guerra, la maldad, la devastación logrando llegar el amor, la pasión y la vehemencia con el amor puro e ingenuo de Amira. Amira, con la ilusión por volver a leer cartas de Jamil, se emociona tanto, tanto y tanto que muere en el acto por una carta, por la última carta titulada ¨la carta del adiós¨ y no fue precisamente Jamil quien dijo adiós a una guerra, a una devastación, a una destrucción y a un desasosiego masivo por la destrucción de una ciudad a causa de una guerra. Las consecuencias después de la guerra fueron devastación, desolación, hambre, sed, muerte y deshumanización humana en la ciudad donde la guerra fue perdidamente una mala guerra.
Amira con la emoción de leer la carta, la última carta, sí, ¨la carta del adiós¨ edifica el tormento, el amor, la luz y la pasión en una sola carta. Amira lee las últimas palabras de Jamil dedicadas en la carta que dice así… -¨vendré pronto, la guerra acabó y le diré adiós al militarismo porque fue una guerra devastadora y con una destrucción masiva, sólo, le digo adiós a un pasado, el cual, no volveré jamás…¨-, Amira queda anonadada, atónita en la espera de ese amor llamado Jamil para volver a reencontrarse y a beber de agua manantial cristalina que le da la vida, pero, no. Amira murió en el instante y en el acto al leer la carta cuando el infarto fulminante le lleva la vida y pudo saber que Jamil regresaba a la ciudad en busca de su amor, de la pasión y de la vehemencia en caricias de amor por esas cartas que ella recibía desde que Jamil se fue a la guerra. Amira muere en el acto y Jamil, casi, regresa de la guerra dejando uniforme de militar por una guerra devastada, destruida y en masiva destrucción cuando dejó atrás a todo pasado, por el cual, quiso practicar con tácticas y técnicas que le otorgaron conocimiento general y secretos íntimos del militarismo. Sí, Jamil lo logró, pero, lo que aprendió no le dio abasto para poder amar, así, es que Jamil decide amar a Amira, a pesar de toda la destrucción que ocasionó él y las tropas con esa guerra. Jamil regresa a la ciudad con la paz y el amor en el corazón sin olvidar la destrucción de muertes de gente inocente y pudo saber del gran amor que sintió Amira cuando al leer la última carta, sí, ¨la carta del adiós¨, pudo saber Jamil que el amor era para siempre y que la vida los unirá más allá del cielo porque el amor era para siempre. Jamil recoge todas las cartas de la habitación de Amira incluyendo las cartas de Amira que le enviaba Jamil. Jamil en las exequias fúnebres de Amira entierra las cartas de amor junto a Amira. Y, Jamil dice que… -¨jamás olvidaré las cartas, Amira. La guerra acabó con el amor, la compasión y la humanidad, sólo queda éste amor en el corazón para tí…¨-. Jamil en su hogar no puede detener el llanto con lágrimas acérrimas, toma una soga al cuello y se suicida por el amor, la vehemencia y la pasión de Amira. Jamil no puede vivir sin Amira y sin las cartas de amor que él recibía de ella porque Amira era la paz, el amor y la vehemencia en el corazón de Jamil.
FIN
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de noviembre de 2024 a las 00:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Augusto Fleid, La Bruja Irreverente, Mauro Enrique Lopez Z.
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