BALADA DE LA FALSEDAD

Elias Castellano Blanco

Hasta la naturaleza

nos miente con gran descaro,

sin pudor y con dureza.

 

Ya la rosa se engalana

con su atavío precioso

para adornar la mañana

antes de que la campana

despierte, a un día glorioso.

 

Tanto me asusta, hijo mío,

lo que se teje en la sombra,

que en lo bueno no confío.

 

La sombra medrosa escapa

a la otra parte del mundo

cuando el sol tiende su capa,

y con su fulgor solapa

las flaquezas de un submundo.

 

Como a un ser escarnecido,

siempre nos pinta la muerte

aquel que la ha conocido.

 

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