Asilo

Carlos Rojas Sifuentes

Escapo.
Estoy huyendo.
Del miedo,
Del odio,
Del asesino,
De la muerte,
Del tirano,
Del ejecutor,
Del hambre,
De la persecución,
De la inseguridad,
Del loco,
Del dictador,
De la ira,
Del abandono,
De la obsecuencia,
De la indiferencia,
De la posibilidad,
De la realidad,
De lo que quedó de mí,
De lo que apenas queda.

Y aquí estoy,
pidiéndote que me acojas,
porque ayer
tu abuelo también lo pidió
o tal vez mañana,
un mañana que no te deseo,
pero que puede ocurrir, que
tú también lo puedas hacer,
porque no hay fronteras,
preferencias,
reservas,
temores,
desprecios,
indiferencias,
ni diferencias
cuando la humanidad
nos llama.

El aire viaja libre.
La tierra es una sola.
El sol sale para todos.
Para todos, la luna.
Y el horizonte
siempre está más allá.
Cuando el mundo
no tuvo límites,
surgió la humanidad.
Entonces, por qué ahora
ponemos barrera
a lo que nos pertenece
por igual.
Será que ya nos cansamos
de ser humanos
y muy pronto
solo seremos
tribus,
guetos,
bolsas de paja,
piedras,
lluvia,
tierra,
que el viento
dispersará.

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