Disociando mi conciencia con la mente en en marte y tus dedos en mis caderas,
mientras me apego a tu boca, sale ese hedor, apesta,
contaminas mi bello aire, para luego dejar tu huella en mis pulmones,
¿Por qué me persigue ese aroma?, se queda en tus besos,
se impregna en mi ropa, lo apercibo en mi cuerpo,
entre mas lo odio, más pesa, se congela,
tus oídos siempre sordos ante mis quejas,
soy tan mala mujer como para cuidar de alguien que no se permite ni amar,
repitiendo vínculos, círculos de personas a quien debo cuidar,
no tengo problema en amar mi Dios,
pero, si me pides mas, siento que esos hombres malos me destruirán,
molerán mis huesos y solo podre llorar,
no soy fuerte mi señor, no puedo seguir sanando,
deseo que por un momento, alguien me pueda cuidar,
cure mis heridas, las lama, seque mis lagrimas,
me lleve a ese lugar, del que nunca dejo de hablar,
que por un momento, alguien se detenga un minuto y me pueda amar.
- Autor: Tu novia eterna (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de noviembre de 2024 a las 23:28
- Categoría: Triste
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Sergio Alejandro Cortéz, Mauro Enrique Lopez Z.
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