Como una vela encendida en la vasta noche,
mi corazón arde con la llama de tu risa,
y sin embargo, un viento invisible murmura,
la posibilidad de un silencio eterno.
Soy el árbol plantado en la pradera de sus vidas,
con raíces profundas, abrazando la tierra,
pero, ¿y si un rayo, un hacha, o el peso de la tormenta
me arrancaran antes de verlas florecer?
El miedo es un río oscuro, profundo e insondable,
que amenaza con arrastrar mi sombra lejos,
dejando solo ecos, hojas secas de otoño,
cuando yo quiero ser primavera en su vida.
Pero el amor es una promesa, es semilla y es fruto,
que incluso cuando yo no esté para cuidarlo,
brotará de los rincones secretos del suelo
y les hablará de mí, como un susurro en sus sueños.
Y así me consuelo, en esta danza incierta,
sabiendo que, aunque me cubra la tierra,
ellas llevarán en sus risas mi felicidad,
y en sus ojos, el reflejo eterno de mi amor.
- Autor: LMRomero ( Offline)
- Publicado: 5 de noviembre de 2024 a las 21:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Eduardo Rolon, alicia perez hernandez, Sergio Alejandro Cortéz, Ricardo Castillo., Xiomiry, Pilar Luna, Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Pero el amor es una promesa, es semilla y es fruto,
que incluso cuando yo no esté para cuidarlo,
brotará de los rincones secretos del suelo
y les hablará de mí, como un susurro en sus sueños.
Que hermosos versos, con los que te presentas hoy al portal, un gran placer y honor para mí, poder leerte poeta.
Recuerdos de:
Xiomiry.
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