Piel quebrada

OscarCampos

(Prosa poética)

Observa desde la ventana de su hogar como las olas de la playa juegan con la arena y envuelven las rocas en un constante juego de regreso y ausencia.

Atardece, su rostro cerca de la ventana es como un espejo mientras reflexiona por el cambio de la marea y las gaviotas que visitaban sus rocas se han ido para no regresar y como el jardín bajo su balcón cambia con las estaciones. Algunas flores se asomaron de manera espontánea. Se pregunta: ¿cuántas de ellas volverán a adornar su jardín?

Se queda enredada en el reflejo, como si su rostro fuera una pintura de otoño, agua y brisa. El tiempo también en ella ha modelado su cuerpo y su alma con la calma y la ansiedad de quién da forma a la madera de un árbol único.

Sus recuerdos regresan fugaces pero vivos como si sus manos emocionadas pudiesen tocarlos y así como un pequeño hilo de agua en la montaña se pierde entre matorrales. Se paseaban por sus pupilas los días vividos con la intensidad de una tormenta que lleva en su interior las emociones más dulces y también agridulces.

Contempla su rostro; es el reflejo de su historia tallada por años con cicatrices de amor y dolor. Su juventud es una mezcla de sol en la piel y brisas y vendavales en el alma. Pero esa versión aún está con una presencia que parpadea con una estrella en una noche callada.

Se pregunta si todo ha cambiado o si solo el pasado fluye y en estos momentos regresa.

Su jardín tiene todas las repuestas, hay plantas nuevas que aparecen espontáneamente y cambian las emociones de su pequeño entorno, pero llegan esos recuerdos con el universo vivido.

Las hojas del jardín han cambiado de color. Los colores de los pétalos se deslizan sobre su piel quebrada.

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