Me desvisto en silencio, con calma,
piel sobre piel, como quien se despoja de capas
en busca de una pureza olvidada.
Y en mi afán reflexivo pienso: ¿No te sientes desnudo?
Porque lo que yo siento es que este cuerpo es un velo,
un manto tejido para contener el misterio,
un lienzo que oculta silencios,
la profundidad de lo que realmente somos.
Tal vez es el alma, al fin, quien más teme
la desnudez, temerosa de mostrarse
sin adornos, sin palabras, sin máscaras,
sin armaduras que creemos indispensables para vivir.
La piel sangra y sana,
como una superficie que se renueva y olvida,
pero el alma… bendita el alma que, cuando se expone,
deja marcas invisibles, se desnuda, posee en ella
huellas que no se curan, que no se ocultan,
un peso que el tiempo no sabe aliviar.
Considero en que la desnudez genuina
es mirar sin miedo dentro de uno mismo,
con los ojos de quien explora una caverna oculta,
aceptando y besando cada grieta, cada herida,
como las líneas de un pergamino
que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos.
- Autor: Luna Noir (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de noviembre de 2024 a las 01:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Jaime Alberto Garzón, JAGC, Mauro Enrique Lopez Z., rosi12, Eduardo Rolon, Lualpri, Sergio Alejandro Cortéz, alicia perez hernandez, El Hombre de la Rosa, Maxi Aristarán
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