Novela Corta: La Sal del Mar
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez
Seudónimo: EMYZAG
Comenzada: 4 - 8 de noviembre de 2024…
Publicada: 8 de noviembre de 2024…
Terminada: 8 de noviembre de 2024…
Editada: 8 - 9 de noviembre de 2024…
Mi #41 de novelas cortas en el año 2024…
Mi #196 novelas cortas hasta el año 2024…
7012 Palabras 10 Páginas
~ * ~Sinopsis:
~ * ~Tiffany es toda la sal del mar, cuando es como todo un mar salado, es una jovencita buena moza y tan jovial que queda a la deriva su vida…
Sucesos:
- Tiffany es una buena moza en el barrio…
- Tiffany es como la sal del mar… jovial, dulce y muy extrovertida…
- Tiffany y en su alma crece como mujer…
- Tiffany logra ser la aventura de los hombres…sin caer en los brazos de ningún hombre…
- Tiffany es la envidia de muchas mujeres en el barrio…
- ¿Qué piensan las gentes del barrio si será Tiffany casada o no?
- ¿Qué cree Tiffany de la vida?...
- Y Tiffany se fue del barrio, ¿a dónde se fue Tiffany y con quién?...
- Tiffany regresa casada y, ¿qué le depara el futuro…?
- Tiffany es la sal del mar y así quedó con ese apodo por siempre en el barrio…
Tiffany es una buena moza, jovial, muy extrovertida en la vida y más en el barrio donde reside. Tiffany es una muchacha muy simpática y moza atrayendo todas las miradas hacia ella en el barrio, es una muchacha de ojos claros, de piel de seda y cabellos del color negro como el azabache y con un carácter indomable. Tiffany es una jovenzuela muy atrevida a la vista de los ojos de los hombres. Ella va con su blusa adherida al pecho dejando ver el pezón de sus senos y hasta se coloca un dije en el cuello de un sólo mar azul y con pantalones muy pegados ceñidos al cuerpo delatan su insinuante figura y con un cuerpo en la demencia de cualquier hombre. Tiffany es la chica más sensual del barrio y la muchacha de ojos claros, piel de seda y de cabellos del color negro decide ser la más pasional de las chicas en el barrio. La jovenzuela llamada Tiffany está claramente decidida en saber que en la vida es ser la chica más atrevida y más sensual del barrio cuando se siente como el tormento y tan fuerte como la lluvia en tempestad. Si Tiffany, en la faena del día, se atreve con todo escote en la blusa a pasear de esquina a esquina y de punta a punta a ese mar salado que tiene de frente a ella. El mar es un mar salado, por el cual, ella se identifica muy bien y con exactitud por ser una jovenzuela innata, hermosa y tan original que queda exactamente muy parecida a ese mar salado siendo la joven salerosa como todo ese mar azul, bravío, muy intranquilo y, más, que bate contra la roca en la esquina donde las palmeras de coco se ven muy bien. Tiffany concuerda que en su mundo no existen malas personas, sino que ella confía plenamente a que las personas la conocen y las desconocidas también. La muchacha que es tan jovial en el barrio donde ella reside y donde se halla ese mar azul y saleroso la llaman los del barrio ¨la sal del mar¨, sí, a Tiffany. ¨La sal del mar¨, como todos la llaman en el barrio va de camino de esquina a esquina, de punta a punta en el barrio sin apenas saber ni sospechar que jamás podrá estar al acecho por unos de éstos hombres sino que ya en el barrio la conocen tanto y llega a ser la querendona de todos en el barrio. Tiffany a la verdad que el instinto y a la idea de creer que ella es tan hermosa con esos cabellos del color negro tan largos que comienza a perfilar sus rasgos de niña muy hermosa por todo el barrio, es cuando apenas es una niña, pero, muy bella físicamente, dicen los vecinos del barrio. La vida de Tiffany se halla encontrando la vida, el corazón y quizás el amor en el corazón donde la vida es tan dura como perdura el instinto sosegado de ver y de sentir en calma a la sola razón. Tiffany una joven hermosa y tan bella como el sol o como la lluvia si son dos tiempos contradictorios, pero, tan reales en la vida, así es ella. Tiffany es como todo el sol o como toda lluvia mojando o empapando el Edén. Tiffany es la muchacha de ojos claros, piel de seda y con cabellos negros. Tiffany como en el afán de tener una fortuna es como ser la perla de ese mar abierto con estragos tan bravío que comienza y bate contra la roca. Ella es así como ese mar lleno de la sal del mar. La chica salerosa va de camino al mar atrevido, intranquilo y bravío como en premonición de que ella va de punta a punta y de esquina a esquina a sucumbir en un trance perfecto de creer que el mundo es mundo, que la silueta de la jovenzuela marca las trascendencia como la forma de una guitarra entonando canciones, buenas notas por entonar una dulce y melodiosa canción endecha. Tiffany una muchacha dulce, sensual, exótica y muy seductora que recorre de esquina a esquina y de punta a punta todo ese mar delicioso, intranquilo, bravío y que bate contra la roca en una de las esquinas de ese mar contemplando la ira, la soberbia y el coraje de creer que cela a esa sal del mar la chica llamada Tiffany. Tiffany ¨la sal del mar¨, sí, la jovenzuela del barrio, la hermosa, y jovial adolescente se ve en la encrucijada de ser una muchacha salerosa como esa sal del mar que comienza a esfumar toda la espuma de ese rico, bravío, intranquilo y hermosa mar que tiene de frente a ella por zambullirse en esas aguas tormentosas y saladas.
Tiffany es como la sal del mar tan jovial, dulce, muy extrovertida y la jovenzuela, sólo, llamó la exasperación que posee por llegar a ser una mujer completa para hacer las cosas como toda mujer. La joven extrovertida y muy salerosa como esa sal del mar sólo conlleva una dulce atracción por ser la joven del barrio más hermosa como la rosa prendida y como la dulce presencia por delante de ese mar abierto lleno de la sal del mar, si así es ella como esa sal de ese mar azul, bravío, intranquilo que bate contra la roca a orillas de ese mar travieso. Tiffany lleva en sí la consigna de ser tan salerosa como ese mar que posee la sal del mar. Tiffany en el trance de la verdad y su esencia como la única verdad de que su destino está amarrado y atado a ese instinto que es tan suspicaz como ella es, jovial, extrovertida y muy salerosa como esa sal del mar entre sus más cálidos deseos de dar de ella la vida, el amor y la pasión en el corazón. Tiffany cree que su vida queda impecable ante la vista y ante los ojos de cualquier hombre que la mira y que la observa caminar de punta a punta, de esquina a esquina y como una gota a gota pasional ir en busca de un amor, pero, la niña es, aún, una niña. La jovenzuela imparte hermosura, candidez, belleza y siendo ¨la sal del mar¨ como así la llaman en el barrio cariñosamente. La vida para Tiffany corre como el tiempo y como la nueva época que la vida es ser extrovertida, jovial, hermosa y con una belleza innata que cautive, que subleve la vida para marcar nueva trascendencia en el camino. Tiffany frente a la playa camina salerosamente con suspicaz, con cuerpo atrevido y belleza sinigual. La vida para Tiffany crece de una forma trascendental y muy vivaz cuando la vida se da como toda mujer creciendo con experiencia, suspicaz y pertinaz encuentro entre la vida, el amor y la pasión en el corazón. La vida de Tiffany interfiere en un cometido en caer de bruces en esa arena hermosa de todo ese mar intranquilo, bravío y saleroso, ella sólo siente la cálida arena en su piel y sucumbe en un deseo de ser ¨la sal del mar¨. Tiffany siendo la joven más extrovertida, hermosa y jovial siente muy adentro de sí esa sal del mar que la llama a toda su silueta como marcando una guitarra del mar. La muchacha que no es lerda sino muy vivaz, jovial, extrovertida y con una belleza inusual, pero, mágica y trascendental como la vida. La esencia y la presencia de la muchacha frente a esa playa es premonición a esa sal que lleva el mar y que ella sabe muy bien donde posee toda esa sal del mar y es en ese cuerpo atrevido musitando la vida, el amor y la pasión en el corazón. La vida de Tiffany conlleva una perfección, un altercado entre la vida, el amor y la pasión porque es la atracción, el deseo y la conveniencia de los hombres en mirar y en observar a Tiffany como la joven más hermosa del barrio. Los muchachos cuecen la vida y el corazón por ella e imaginando imágenes subrepticias con ella al desnudar su cuerpo en la imaginación. Los muchachos se divierten pensando a cuál de ellos escogerá la niña para ser cortejada como ujier con ella porque es tan jovial, extrovertida, sincera y muy bella. La muchacha jovial e intransigente con la vida misma cuece a la vida de magia trascendental hacia una premonición de una sal salerosa que posee la niña en su cuerpo y más en el instinto de todo por ser mujer. La mujer lleva naturalmente su esencia y su presencia entre sus más instintos quereres y desde su más adentro corazón a la sal del mar. La sal del mar marca la vida, libera de malas cosas como lo es la superstición, es impoluta, pura y muy salubre. La muchacha Tiffany es así como esa sal del mar entre sus más instintos sentimientos y como el presentimiento de caer rendida entre el corazón y el amor de un sólo hombre. Y ella jovial, extrovertida y llena de un sólo sentimiento cuece la vida y el alma de un sólo instinto.
Tiffany crece como toda mujer, pero, no es como se cuece el alma sino con experiencia de vida y de amor en el corazón por querer enamorarse de un sólo hombre. Tiffany aunque posee y tiene mala fama de mujer atrevida y jovial, es mujer de un sólo hombre, ella siempre se decía así. La muchacha jovial y muy extrovertida en ese barrio se dedicó a ser como la mujer llena de alma y de luz condescendiente hacia una forma de expectativa llena de experiencia innata hacia poder ser una verdadera mujer. Tiffany sólo quiere descender hacia lo más pernicioso de todo un mar salado y que le queda de frente donde ella reside, sí, en ese barrio que la tiene, que la conoce y que le mantiene recelosa en la mirada de todos los hombres del barrio. Tiffany ya es una mujer feliz, contenta y llena de felicidad, pues, la vida, el amor y la pasión se han formado y se han forjado en el alma de la jovial muchacha para ser una verdadera mujer. Tiffany aún continúa su paso por la vida, por el barrio y por todo el desastre de la mirada de todos los muchachos del barrio queriendo una sola oportunidad con la jovial Tiffany, pero, no, no ella no es de esa forma por ser una mujer sin clase y ser barata como ella se decía. Tiffany va calladamente de esquina a esquina, de punta a punta, por ese mar bravío, intranquilo, y con un rompeolas que bate contra la roca. Ella camina con la fortuna de ser la chica más extrovertida y feliz de todo el mundo. Tiffany va rumbo a rumbo, de camino a camino y de un destino a otro, caminando sola y en la soledad no le temía a nada ni a nadie. Tiffany con la blusa adherida a los senos y con su pantalón corto va de rumbo a rumbo, de camino a camino, por un sólo destino, tan fugaz y tan incierto como una sola insistencia, en presencia y en esencia autónoma en convertirse en una sola mujer. Tiffany es como la rosa prendida sin poder marchitar ni su aroma de mujer natural ni su esencia de rosa del color rojo como las entrañas rojizas de ese atardecer que ella recorre de frente a ese mar siendo ella misma ¨la sal del mar¨. Tiffany es ¨la sal del mar¨, es tan natural la jovenzuela, tan jovial y hermosa que queda en la memoria de todos los hombres que la miran al pasar de frente a ese mar bravío, intranquilo y lleno de olas atrevidas que llegan a la orilla a dejar su espumeo y esa espuma le cae en los pies a Tiffany. La vida de Tiffany es como el recelo de la insistente verdad de llegar a ser una verdadera mujer con experiencia y con reflejo en el espejo de esa alma que ha crecido como la espuma de ese mar abierto, bravío e intranquilo. El alma de Tiffany ha crecido, y se ha elaborado con toda luz del cielo dejando brillo, resplandor y una luz en destello desde sus adentros por mirar la fuerza y lo bravío de ese mar impetuoso que llega a la orilla y a los pies de Tiffany de esa orilla donde se halla el mar en ese barrio. La vida de Tiffany se siente como el suave delirio y tan delirante de creer en el fuego de su propia alma como poder sentir que la luz forja el destino y el camino recorriendo de esquina a esquina, de punta a punta y de rumbo a rumbo a ese mar abierto, perdido, impetuoso y muy delirante. Y Tiffany sabe de la verdad de que el destino se forja en una manera de atraer a ¨la sal del mar¨ por donde la fuerza es fuerza y se forja lo que se forja en el cuerpo con ese pantalón corto y esa blusa ceñida a los senos dejando la caricia en la memoria de cualquier hombre que la conoce, la percibe y la olfatea hasta saber que es ¨la sal del mar¨. La sal sediento de fructífero porvenir, de salubre sal, que cubre y sana a las heridas, que queda como el sodio en la boca llena de sedienta compasión por un hombre que la quiere y que la ama, pero, ella no, no se da ni cuenta. El alma de Tiffany crece como la experiencia de vida, como la verdad inocuo e impoluta, si así es ella, como la limpia verdad y como más sin poder ser más que ¨la sal del mar¨ tan salerosa como esa espuma que le frota los pies y le toca hasta el alma.
Tiffany logra ser la aventura de los hombres sin caer en los brazos de ningún hombre. Tiffany logra ser la aventura, imaginación y pensamiento de todos los hombres en el barrio, pero, no, no logran atreverse a robar a aquello que se llama virginidad para la muchacha. La virginidad para Tiffany lo era todo, era atrevida, pero, sabe lo que hace. Tiffany es una mujer atrevida, jovial, extrovertida y muy inteligente si es ¨la sal del mar¨, sí, la sal del mar como el instinto suave y decidida como el tormento, como ese mar bravío, intranquilo, e impetuoso que barre la orilla a sus pies con su espumeo y con la espuma de todo el mar salado. Tiffany es la hermosura hecha en mar abierto y es como la rosa perfumada de su olor connatural y es tan inteligente como ¨la sal del mar¨ de todo ese mar impetuoso y bravío. Los hombres la acechan, la custodian, la cortejan, pero, no, a ningún hombre ella le hace ni la menor idea. Los hombres siguen y persiguen a Tiffany en sombra y en luz, bajo el sol o no, en la claridad o en la oscuridad, pero, no. El amor para Tiffany es trascendental como la pura verdad, como lo insensato de ver al cielo, con la magia de aquel tiempo de que el amor lo es todo para la jovial y extrovertida muchacha. La jovencita Tiffany es como el mar, si es ¨la sal del mar¨, como una sola verdad imaginando lo que en el alma queda como el reflejo innato que el alma se refleja en el espejo a su propia alma. Y, sí, que es así. Si dentro del alma de Tiffany va la felicidad, la alegría y por estar contenta como ese bravío e impetuoso mar abierto dejando ¨la sal del mar¨ marcando la silueta de Tiffany como una sola guitarra que entona una canción y sin ser endecha. Tiffany cree que siendo el mar salado de todo el mar abierto y bravío del barrio donde reside que es un mar impetuoso y no tan caudaloso como tranquila no es ella, si es jovial, extrovertida y muy feliz en su mundo. Tiffany y los hombres del barrio comienzan una faena divertida por ser como jugar al escondite, pero, ella sabe más que ellos si se esconde del cinismo, del machismo y de la hipocresía cuando en el alma de Tiffany es tan transparente como el cristal, tan real como la verdad impoluta y tan sincera como la misma certeza. Si ese mar salado como a ella la llaman que es ¨la sal del mar¨ de ese mar impetuoso, intranquilo, y bravío sí así es Tiffany. Tiffany es tan real como la impoluta verdad y como la irrealidad que se torna exasperada cuando se va de la vida de ella y llega todo la vehemencia, el amor y la pasión en el corazón. Tiffany es como la verdad o como la certeza de creer en el alma y el corazón de la jovial muchacha y tan extrovertida para ser como el ademán frío de dar una sola señal que es sólo ¨la sal del mar¨. La muchacha es tan salerosa como ese mar abierto y bravío como la insistente verdad que el alma de ella se atreve a identificar la sola frialdad como las aguas tormentosas de ese mar en el barrio donde reside. Los hombres de ese barrio con la vida de Tiffany corre ser como la única perfección que tiene el hombre y es la silueta de la mujer queriendo amar por el resto de sus vidas. El hombre en su naturaleza va hacia la pureza, ingenuidad e inocencia de la mujer, pero, ésta vez la mujer es jovial, extrovertida y es llamada Tiffany. Tiffany es la mujer perfecta para cualquier hombre y se perfila como la favorita entre tantas muchachas jóvenes del barrio. La vida corre como se petrifica el alma en cada suspiro y respiro del alma de Tiffany para ser la mujer más codiciada de todos los tiempos. Tiffany recorre de punta a punta, de esquina a esquina, de rumbo a rumbo y de destino a destino todo ese mar bravío a la orilla de la playa logrando palpar a la espuma de ese mar con la punta de sus pies y es Tiffany, la mujer del alma abierta, del corazón enamorado de la vida cuando perpetra la vida, la pureza, la inocencia y la ingenuidad de una mujer que desea amar.
Tiffany es la envidia de muchas mujeres en el barrio donde ella reside demostrando que los celos de mujer no le llegan ni a los tobillos a Tiffany. Las mujeres en el barrio con mirada de reojo la miran y la observan desde una perspectiva de asombro cuando la vida, el amor y la pasión se llevan en el corazón y ésa es Tiffany. Tiffany es la mujer adecuada, fría, y eternamente calculadora con una inteligencia sobrenatural que la lleva a la cúpula y a la cúspide entre el querer y el amor del hombre. La vida de Tiffany lleva la esencia, la presencia y la herida en el alma por ser tan extrovertida y es tan jovial como la naturaleza de su piel, de su cuerpo, de su corazón que se pierde toda ella como la sal del mar y es ella ¨la sal del mar¨. La vida de Tiffany corre ser como la verdad y como la certeza de vivir con una envidia de todas las mujeres en el barrio siendo la que conlleva una dulce atracción de caer siempre ante la habladuría de las mujeres en el barrio donde reside Tiffany. Tiffany en el barrio es la jovenzuela más jovial y extrovertida que todas las demás muchachas, por eso, es que las mujeres del barrio la consideran una competencia de mujer y la envidia les corroe hasta el alma. La vida de ésas mujeres no calma en redención la envidia que grita y suspira por ser una mujer tan bella y hermosa como Tiffany. La vida de Tiffany se convierte en la envidia casual de ésas mujeres que por casualidad de la vida son vecinas de Tiffany. Las mujeres del barrio y vecinas de Tiffany se convierten en la peor pesadilla para ella cuando en el tiempo y más en el barrio realizan una competencia autónoma por ser la mujer más bella y más hermosa en atraer la vista y mirada de los hombres, y ¿quién gana ¨la sal del mar¨?, la chica más jovial y extrovertida de todo el barrio Tiffany. La muchacha se siente compasiva y de tal forma como la mujer más observada de todas en el barrio y a eso las demás chicas del barrio le tiene una envidia supernatural a Tiffany. Cuando, Tiffany sólo logra detener el cuerpo fijando la mirada en esos hombres que la miran, persiguen y la observan como una mujer atractiva, jovial y tan extrovertida, y sí, que era ella Tiffany la que en el juego del amor, de la vehemencia, del amor y de la pasión innata creyendo que era como el recelo de la insistente verdad. Tiffany y el instante cuecen en el alma una sola verdad insistente de creer que ¨la sal del mar¨ se siente como la suave descendencia de creer que la luz conlleva una sola atracción física como el tormento frío o como el desafío inherente de creer en el juego del alma a ciegas. ¨La sal del mar¨ como le llaman a Tiffany es como el bravío mar, impetuoso y tan intranquilo como el recelo de la vida, el amor y la pasión sólo en el corazón. Las mujeres del barrio tienen envidia notable y muy exacta como el mismo tormento que la verdad se cuece de un sólo tormento cuando los celos de esas mujeres se sienten como una envidia terrible y muy insistente desde su alma. Tiffany se siente como la mujer más extrovertida, jovial, y tan bravía como ese mar que posee de frente a ella en el barrio como ¨la sal del mar¨. La vida conlleva una dulce envidia por parte de todas ésas mujeres, por las cuales, se aferran a encontrar algún día a algún hombre para compartir el resto de sus vidas. Tiffany en el trance de la verdad quedó como el trance perfecto de la buena idea de creer que la envidia de esas mujeres del barrio se debe a que Tiffany es tan jovial, extrovertida con ¨la sal del mar¨ entre su cuerpo, piel, y más entre los quereres de algún hombre. ¨La sal del mar¨, es como la sal del tiempo y del mar bravío, intranquilo e impetuoso, la que cura y sana las heridas, la que es como la salvación inocua y es como la trascendencia impoluta como la época más ideal que conlleva una sola envidia por parte de ésas mujeres vecinas del barrio donde reside Tiffany, ¨la sal del mar¨.
Las gentes murmuran y es tanta la habladuría de las gentes en el barrio y todo por Tiffany, ¨la sal del mar¨. La que cumple en el estandarte por ser como ¨la sal del mar¨, la que conlleva una salerosa, pero, plena convicción que es como la sal del mar y la que lleva entre su cuerpo y su piel a toda esa sal del mar. La sal del mar es como ésa mujer que se llama Tiffany cuando en el mar está la sal, sí, la sal del mar la que ella tiene en su cuerpo y más en su piel destinada a ser la sal del mar y la de ese mar abierto, bravío e impetuoso como ella es de extrovertida, jovial y muy elocuente. Las gentes en el barrio hablan de Tiffany y de lo mucho que se prostituye en la playa cerca del mar, si sólo son murmullos y habladurías de la gente en marfuz sentido. La vida insiste en que se cree que al alma de Tiffany ya la perdió como su virginidad o como a su corazón, pero, no, no aún no ha perdido nada la jovial muchacha. Las personas en el barrio murmuran de la muchacha jovial y extrovertida llamada Tiffany. Tiffany se siente como ¨la sal del mar¨, cuando ocurre el destino frío e insistente de creer en el tiempo como una sola verdad y tan fría como friolero es ese mar desierto que espera por la silueta de la muchacha para palpar con sus aguas tormentosas y bravías a ese cuerpo semidesnudo dándose un sólo chapuzón. ¨La sal del mar¨ así se llama Tiffany la chica más extrovertida, fiel y jovial al amor, a la pasión y a la vida sólo con un corazón que se siente como la luz de todo el amor dentro de ella. Tiffany es posesiva, dominante y seriamente alterada en su forma de ser. Tiffany será casada o no nos dice la gente, expresan y murmuran de todo con la vida de la muchacha. Tiffany cree en el momento porque las gentes la miran y la observan desde una perspectiva de asombro cuando ésas mujeres sólo saben de la habladuría, la expresión y que el recelo de la vida es autónomo como todo es mentira. Tiffany y las personas del barrio comienzan en un altercado friolero en saber o no que si Tiffany estará casada o no. Tiffany y las personas alrededor que pernoctan en el barrio realizan la más vil habladuría o murmuración entre las mismas muchedumbres que residen en el bar y todo es quizás por envidia, por celos y hasta por los hombres porque la meta de cada jovenzuela era tener a un hombre, de los cuales, admiraba a Tiffany. Tiffany cree que su mundo es fugaz o impetuoso como ese mar bravío, intranquilo y sin ser templado como la vida de Tiffany es extrovertida, jovial, muy posesiva y dominante con su propia vida. Tiffany y las personas en el barrio se enaltece la furia por la muchacha ser ¨la sal del mar¨, la que es salerosa y tiene la sal en el cuerpo, en la piel y más en el corazón y eso a las otras mujeres incluyendo a las viejas del barrio premeditan lo que tiene la muchacha. La sal del mar es un mar bravío, impetuoso e intranquilo como es Tiffany en contra de toda esa habladuría o murmuración de la propia gente que le hace una mala conveniencia. La vida de Tiffany cree en la fantasía y no en la realidad, pero, la realidad es que es tan salerosa como poder ser ¨la sal del mar¨. La vida de Tiffany insiste en ser ¨la sal del mar¨ siendo ella la cruel y la vil realidad de tener la sal del mar en su cuerpo, en su piel y es el ¨sex-appeal¨ que le llama los hombres y es la sal de su cuerpo que enloquece a los hombres del barrio. La vida de Tiffany cree que puede con la murmuración o la habladuría de la gente, pero, se torna exasperante en el alma y en el comienzo por querer sublevar que la vida termina como comienza en el amor. La vida de Tiffany y la murmuración de la gente le hacen ver el cielo y la magia a colores vivos cuando Tiffany con experiencia de vida, pero, sin perder su virginidad obtiene la riqueza de poseer esa sal del mar y como poder ser ¨la sal del mar¨ la que es locura para los hombres.
¿Qué cree Tiffany de la vida? Tiffany siente que la vida aflora como el amor infructuoso, el que no se gana en el corazón porque todo es que ella ama a quien no la ama como mujer. La vida de Tiffany atrapa al amor en un recelo de vida cuando obtiene el amor en un hombre que ella ama, pero, ése hombre no la ama. Tiffany cree que el amor es una magia trascendental en la vida, pero, no. Ella cree y piensa que el amor es pasajero como pasa la vida en la misma vida. Tiffany se siente como el amor desapercibido, fugaz y sin ser elocuente como ella se pierde el amor en el tintero. Tiffany cree de la vida que es tan inocua como la transparencia y como la impoluta verdad de que ella es ¨la sal del mar¨, la misma sal del cuerpo y de la piel enloqueciendo a los hombres con su salerosa vida. La vida de Tiffany en el tiempo y en el ocaso se viste de entrañas rojizas de un bello atardecer cuando en el alma y en la vida siente que la vida pasa como el amor pasajero entre sus quereres. ¨La sal del mar¨ conlleva una dulce apariencia también cuando ella es el bombón de los hombres que la siguen y que la persiguen hasta quizás obtener lo que ellos creen tener de ella que es ¨la sal del mar¨ de su cuerpo y de su piel. TIffany es la muchacha más vil y más cruel de todos los tiempos cuando la sal del mar es como el ímpetu destino o como lo más cruel de todos los tiempos. Y es Tiffany como ¨la sal del mar¨, la que enloquece al amor de los hombres y es que no pierde sino que gana la confianza, y la zalamería de una jovial muchacha, por la cual, se enaltece la vida y la manera de creer que el hombre es capaz de amar a una mujer y más a ¨la sal del mar¨. Los hombres aman a la muchacha tan jovial y tan extrovertida como ese mar impetuoso y rico en la sal del mar como una aventura por ser la mujer más extrovertida y muy casual como lo es Tiffany. TIffany cree que la vida es como una sorpresa de vida y de inestabilidad, pero, el amor es como la razón de ser cuando es ella ¨la sal del mar¨, la que atrae a los hombres por el calor, su aroma y su candidez en soltar en la vida una razón de vida y de existir. Tiffany cree que la vida es soltura y compasión de estable razón, pero, no. Ella convence a los hombres de que ser ¨la sal del mar¨ es poder ser la eficaz tormenta de una cruel tempestad friolera y tan irreverente como la vida cuando obtiene el amor por enloquecer a la sola razón del hombre con tan sólo olfatear a ¨la sal del mar¨. Tiffany cree que la vida comienza en el sólo amor cuando en el principio se siente el amor en cada suspiro como el respiro que hace un hombre enamorado de la vida y por el amor de Tiffany, siendo ésta ¨la sal del mar¨. Tiffany cree que la vida es infructuosa como el amor perdido entre el querer y el amor de un sólo hombre que la ama por ser sencillamente ¨la sal del mar¨. Tiffany cree que la vida con experiencia es como la razón de ser o como la llama de un fuego devorador entre el amor de un hombre que la persigue y el amor que ella cree que le querrá a ella con tan sólo ser ¨la sal del mar¨. Y es ese mar bravío, impetuoso e intranquilo como la sola verdad de que el alma y la razón se obtiene en un rencor sobre la vida y el amor en cada recelo del insistente corazón. Y Tiffany es la vida, el amor y la pasión en el propio corazón en amar con amor y con vehemencia a un sólo amor en su corazón. La vida corre ser como el dolor o como el friolero porvenir en saber que la muchacha sólo es ¨la sal del mar¨, la que corre como ser el poder en ser la vida y la conmísera dulce atracción porque ella es como la contradicción de ser la sal. Tiffany es como ser ¨la sal del mar¨, es la fuerza en cada recelo del bravío mar, soltando agua salada como ser la muchacha más salerosa de todos los tiempos. Tiffany es como la verdad o como la incertidumbre cuando cree que la vida es como la flor en primavera, pero, sólo ella es ¨la sal del mar¨.
Tiffany, un día se fue del barrio. Tiffany se fue del barrio de donde pernoctó desde hacía mucho tiempo. Tiffany se vio intolerable, posesiva, dominante ante todos y se marchó del barrio donde residió desde hacía mucho tiempo. Tiffany fue como el recelo de la verdad candente y como toda ¨la sal del mar¨, cuando en el camino y en el destino fue como la insistente verdad de que la furia y el bravío mar fue como su posesivo corazón. Tiffany se marchó del barrio dejando a todo un mar abierto, incierto y sin destino como aquella espuma a la orilla del mar que barre a sus pies. Tiffany fue como la impoluta verdad y como la fuerza en el mismo coraje del corazón y de la razón en el alma siempre posesiva y dominante. Tiffany se fue lejos del barrio dejando derribar la vida y a las olas del mar como ese imponente e impetuoso mar del barrio, pero, Tiffany quedó como el tiempo sin enaltecer que el mar es tan viejo como el sol o como el mismo viento. Tiffany quedó como el mar y en soledad se debió de creer en el embate de dar una conmísera mala atracción de caer sobre el silencio de todo un barrio de murmuraciones y habladurías innatas en saber que el mar bate contra la roca y la roca con hiedra adherida y sin poder edificar en sus aguas tormentosas de sal la vida misma. Tiffany como ¨la sal del mar¨ y siendo ella misma como el torrente de sensaciones buenas quedó como el embate de creer que la sal del mar es su gran y único sabor en quedar claramente como ese rico mar. Y, sí, que era Tiffany como el rico sabor de ese mar abierto, bravío, impetuoso e intranquilo cuando era ella ¨la sal del mar¨, la que conlleva una contradicción en saber que el destino es fuerte como la razón e inteligencia que posee Tiffany. Tiffany se marchó lejos del barrio queriendo enaltecer la vida, el amor y la pasión en el corazón. Tiffany quedó siendo ¨la sal del mar¨, cuando en el recelo de la existencia quedó como el calor y como el mismo tormento por ser la sola ola en el mar desierto de todo mar bravío, impetuoso e intranquilo sin ser sosegado ni templado sólo como era Tiffany una dominante y posesiva muchacha jovial del barrio donde yace todo el mar abierto. Tiffany quedó como el torrente de sin sabor alguno, como la fugaz estrella en el mismo cielo, o como el recelo de la vida misma cuando en el ademán candente de su cuerpo y piel, sólo posee el calor y sabor del mar abierto, siendo ella misma ¨la sal del mar¨. La sal del mar se marchó lejos del barrio y se cuece de un tormento cálido y de un candente sol en cada esquina, cuando Tiffany de esquina a esquina, de punta a punta recorría al barrio entero llegando a la playa a observar y ver a todo el mar bravío, abierto, incierto, pero, certero e impetuoso como era ella en la vida. Tiffany se ha marchado lejos de allí, de ese barrio y de esa playa donde se cuece el cálido sol en esa hermosa, pero, linda playa. Tiffany se siente como el ademán cálido y de un tormento como la fría tempestad y así es ella, como el sol o como el cálido mar y que en la insinuante seducción de creer que la sal del mar en ese cuerpo y en esa piel conlleva una dulce seducción de su propia piel. Tiffany ya no estaba en el mar abierto y, ¿Tiffany había perdido a la sal del mar en su cuerpo o en su piel? Si Tiffany se fue de allí mismo o como el mismo tormento que la esencia y la presencia se debate entre un querer y otro. Tiffany se marchó lejos del barrio y quedó como el sinónimo de ese mar abierto e incierto, sí, como ¨la sal del mar¨, cuando en el cálido sol como ese cálido mar Tiffany era la única salvación de ese barrio cuando la llave de la vida, el amor y la pasión quedó en el mismo coraje del corazón abierto e incierto como todo ese mar y, sí, que era ella así. El barrio perdió a la vida, el amor y a la pasión, sí, a Tiffany. Tiffany, logró ser ¨la sal del mar¨, como la sal en el cuerpo, en la piel y desnudando el corazón de trascendencia innata.
Tiffany se marchó lejos del barrio dejando una estela de sinsabores inocuos e intrascendentes, pero, Tiffany, ¿con quién se ha marchado lejos del barrio?, más no se sabe si será casada o no. Tiffany siendo ¨la sal del mar¨, quedó como la órbita lunar atrapando con su órbita a todo cuerpo y a toda piel, desnudando la vida, el amor y la pasión dentro del corazón de la muchacha salerosa como ¨la sal del mar¨. Tiffany solapó a ¨la sal del mar¨, sí, en su cuerpo y en su piel como la más jovial de las muchachas del barrio y quiso ser como la parte más salerosa de todo el mar abierto e incierto. Tiffany quedó como el mar y el sol en el ocaso destinado para todo ese mar abierto como el intransigente camino recorrido por Tiffany de esquina a esquina, de punta a punta, y de un sólo rumbo a otro rumbo en ese mar desierto. Tiffany logró ser la mujer más salerosa como ese torrente de sin sabor que la lleva por el rumbo a rumbo, destino a destino, de esquina a esquina a barrer con sus pies el sabor de toda esa espuma de ese mar salado sobre ella. Tiffany corre ser la mujer del barrio más deseada y más contraproducente de todas las mujeres en el barrio quedando como ¨la sal del mar¨, la que conlleva una dulce atracción como una dulce contradicción de esa sal del mar. Tiffany fue la mujer de la playa más envidiada, más posesiva y dominante de todas las muchachas del barrio. Tiffany fue ¨la sal del mar¨ como la fuerza en la esperanza de creer que ser la sal del mar del barrio atormentó a todos en el mismo barrio que sucumbió en un trance delictivo en prevalecer la forma de ser. Tiffany quedó como la misma tempestad o como el mismo dolor de cabeza que le dejó el alma y el corazón en amar como toda mujer con ¨la sal del mar¨ si se fue del barrio dejando una estela o un viacrucis en redención y Tiffany se casó o no. Tiffany y la vida como ¨la sal del mar¨, conoció a un hombre, el cual, la muchacha se enamoró y se casó. Tiffany regresó al barrio y bien casada dejando boquiabiertos a todos, tanto a hombres como a mujeres. Tiffany, la muchacha salerosa y siendo ¨la sal del mar¨, quedó en los brazos de un buen hombre y ¿qué le depara el futuro?, pues, el tormento y la tempestad es friolera como es candente el cuerpo y la piel de la jovenzuela llamada Tiffany. Tiffany es ¨la sal del mar¨, la que conlleva ser posesiva, dominante y tan fuerte como es ser ¨la sal del mar¨, como ser todo ese mar abierto e incierto, pero, tan certero como la impoluta verdad. Tiffany es y era la fuerza de ese mar desierto del barrio, pero, cuando logró llegar con esposo todo fue cerrar bocas abiertas de murmuraciones, habladurías de la gente y de la muchedumbre en el barrio. Tiffany es la fuerza de ese mar, siendo ¨la sal del mar¨, que posesivamente y dominantemente quiso amar como toda mujer siendo ¨la sal del mar¨, le fascinó, le encantó y le gustó a su esposo porque ¨la sal del mar¨ quedó adherida como esa hiedra a la roca o como la ola de ese mar abierto e incierto, pero, certero que bate contra la roca. Tiffany logró ser ¨la sal del mar¨ y quiso ser como el torrente sin sabor de un torrente de agua salada dejando la sal como una sola superstición siendo buena suerte lo que le depara el futuro. Tiffany se casó con un buen hombre que la quiso, la amó, y la veneró con virtud, decencia y presencia. Tiffany es ¨la sal del mar¨ y así quedó con ese apodo por siempre en el barrio, fue más querida y más amada que nunca cuando al acecho de la verdad fue extrovertida, sincera, pero, posesiva y dominante como todo ese mar abierto, bravío, impetuoso e intranquilo. Tiffany quedó por siempre con ese apodo en el barrio, amando a la vida, al amor y a la pasión en el corazón, cuando ¨la sal del mar¨ quedó como ese mar y como una estela de ese mar bravío, impetuoso e intranquilo, como ella es y era. Tiffany, así quedó con el respeto de todos y con el amor de todos en el barrio, y los hombres aún sueñan con ella, y las mujeres aún envidian su contorneo, sandunga, meneo y todo porque Tiffany es, era y siempre será ¨la sal del mar¨, la que es salerosa, extrovertida, muy posesiva, dominante ante la vida y más ante los hombres. Tiffany es ¨la sal del mar¨, la que atraviesa al mar en una ola marcando la silueta de una guitarra entre esas aguas tormentosas y bravías de un sólo mar siendo Tiffany ¨la sal del mar¨. La tarde está hermosa con ese ocaso lleno de flavo color y el sol en su máximo calor como que la sal del mar es lo máximo para los cuerpos y la piel de ese mar bravío e impetuoso, la tarde es hermosa como el color de la sangre y como las entrañas del color rojizo cuando Tiffany se adentra a esas aguas saladas y no se supo más de ella.
FIN
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de noviembre de 2024 a las 00:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Josué Gutiérrez Jaldin, Eduardo Rolon, Mauro Enrique Lopez Z.
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