Una silla me espera en silencio,
sola en el rincón donde la penumbra se asienta.
Casi parece un trono en su quietud,
como si conociera su papel en este final sin aplausos.
Las cartas descansan abiertas sobre la mesa,
papel que supo ser bosque,
que ahora se vuelve confesión y epitafio.
En cada línea, el eco de promesas rotas,
de amores que nunca germinaron.
La cuerda cuelga discreta,
con una paciencia antigua,
ajena al drama de quien la ve
como la única verdad posible.
No hay juicio en su espera,
ni piedad, solo un alivio opaco,
una salida que, en su brutalidad,
ofrece descanso donde la vida no lo hizo.
Es un anhelo primitivo, casi sagrado:
dejar este cuerpo fatigado,
escapar de esta carne que no encuentra amparo,
como un prisionero que se libera
del peso de existir sin respuesta.
Mañana hallarán el vacío donde estuve,
la silla sola en el rincón,
y quizá alguien entenderá
que algunos somos sólo polvo
buscando un lugar al que volver.
- Autor: Daniela.Torres ( Offline)
- Publicado: 9 de noviembre de 2024 a las 03:17
- Categoría: Triste
- Lecturas: 67
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, Tommy Duque, Mauro Enrique Lopez Z., Antonio Pais, Classman, Josué Gutiérrez Jaldin, Eduardo Rolon, Sergio Alejandro Cortéz, Lualpri, alupego (Ángel L. Pérez), Jorge Izquierdo, Carlos Estrada Monteagudo
Comentarios3
Muy buen inicio, me gustó tu poema.
El poema es bueno, pero no sé por qué lo clasificas como +18 si no contiene nada erótico. Brilla por sí solo.
Buen debut.
Mis saludos.
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