Los amantes
parecían ladrones
dispuestos
para la huida.
Uno, tan ocupado con los suyos.
El otro, circulando por direcciones prohibidas.
Hojas arrugadas.
Las calles
llenas
de coches.
Mucho ruido.
Su existencia
se ahogaba
en silencios frios.
Las casas en ruinas
eran como arrugas
en piel descuidada
y envejecida.
Los pocos arboles
habian sido trasplantados
a las aceras.
Caminaban mudos
y distantes,
entrelazando sombras.
La soledad paseaba
con un perro,
sin correa.
Los escaparates
de las tiendas
eran como acuarios
repletos de peces
muy raros.
Hay camaras por todas partes.
Lo que otrora
fuera privado,
hoy todo el mundo lo sabe.
El miedo
ya no se esconde.
Anhelado espejo:
En un café
dos amantes
se miran, entre risas.
Dejamos
de esperarnos,
porque se hacia tarde.
Mañana ya era hoy.
En un muro
de la ciudad han escrito,
como si fuera un grito:
"No hay muerte.
Se resucita".
Paradoja:
Z es su primera letra.
- Autor: callejero (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de noviembre de 2024 a las 06:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Antonio Pais, Pilar Luna, Josué Gutiérrez Jaldin, Eduardo Rolon, JAGC, Sergio Alejandro Cortéz, El Hombre de la Rosa, alicia perez hernandez
Comentarios1
En un muro
de la ciudad han escrito,
como si fuera un grito:
"No hay muerte.
Se resucita".“
Excelente final de tu poema gracias por compartirlo. Saludos y éxitos.
Gracias Emiliano por tus alentadoras palabras. Abrazo.
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