Hola - Chauuu
TORRETA (*)
Me dirás que no puedo amar lo que desconozco y en eso tienes razón; subamos a la torreta de los guardabosques para ver la ciudadela, juntos; me seguiste por sinuosos caminos de hojas cansadas de aguardarnos, alcanzándola, se veía alta, ubicada en una colina. En el trayecto pensé en voz alta, no me siento seguro si es necesario tanto devaneo, nuestra alma es una partícula de una gran alma, siempre nos sentiremos que nos falta algo hasta no integrarnos a ella, a ti te sucede lo mismo y al unirnos nos sentiremos plenos; así y todo, queremos más, sin detenernos; para la mente, el espíritu y el cuerpo sucede lo mismo; tu parecías aletear a través del rumor del tiempo difundido en el espacio con sabor a tristeza, olor a mar; juntabas las gotas, las que no se hacían esperar, agua celeste, luciérnaga de colores divinos, en ella eres igual a los ojos de una dulce gata que maúlla, gruñe, rasguña,...
(*) Continuación de DISIMULA
Tendré que buscarte más allá de las palabras, el gatito no llegó; cuánto lo esperé mirando desde el balcón su venida a estas tierras lejanas; sí, sé que no es un minino volador; debe cruzar mares, cordilleras, ríos,... guiarse por sus instintos, descansar, llevarse sueños, encender sus ojos para atravesar la noche,... Mas, mientras conversaba con el miau del vecino que mira hacia el cielo para evitar el saludo, oía música de los Beatles, ejecutada por la orquesta sinfónica de Rumania. En ese instante, ella me dijo que ella no era ella, le pregunté entonces, ¿quién eres?, una penumbra, me contestó y ¿tú? el que cree amarte, pero si sólo eres una silueta ¿dónde está tu yo verdadero? no muy lejos en una ciudadela detrás del bosque. En eso tenía puesta la mente cuando nuevamente apareciste un poco despeinada por el viento de mediodía, y me preguntaste, en qué estabas. De golpe caí, mi ensimismamiento respondí, se debía a qué pensaba sobre tu yo verdadero, cómo sería, no podía siquiera imaginármelo, me era ajeno, distante, impenetrable. La semana pasada fui más allá del bosque, se extendía una playa inmensa, las aves emitían graznidos, la mar azul tenía las tonalidades de las marinas pintadas al óleo, navíos cruzaban a lo lejos, hacia el norte y hacia el sur, caminé en ambas direcciones por la arena, no había nada ni nadie, ni alma a quién pedir una guía. Dijiste, es que esa ciudadela la estoy construyendo ladrillo a ladrillo, los planos están completos, su vida se desarrolla normalmente en mi mente, para cuando esté terminada podrás visitarme, en tal momento comenzarás a dilucidarme. Por favor disimula, has como si fueras enteramente tú la que estás aquí presente; estoy vagando por los terrenos de la sinrazón, extraviado.
- Autor: Carlos Eduardo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de noviembre de 2024 a las 10:56
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Josué Gutiérrez Jaldin, Eduardo Rolon, Fabio Robles, Sergio Alejandro Cortéz, Mauro Enrique Lopez Z., Texi, David Arthur, pasaba
Comentarios1
Dios!!! Quedé sin palabras...
Amiga querida, respira profundo y exhala lentamente.
Un caluroso abrazo de sueños para ti Aqua
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